Un ascenso entretenido al cerro Las Peinetas, Región de la Araucanía
Durante el verano 2020, Daniel Sandoval realizó junto a dos amigos un ascenso que exigió conocimientos de montaña y escalada tradicional.
CONTEXTO
El cerro las Peinetas es una formación rocosa que pertenece a la Sierra Millallifén y que alcanza aproximadamente los 2.000 m de altitud. Se ubica en la frontera entre Chile y Argentina, próximo al paso fronterizo Mamuil Malal cerca de la ciudad de Curarrehue y al este del sector Puesco del Parque Nacional Villarrica. Posee grandes agujas de granito; de ahí su especial denominación. Alcanzar su punto más alto implica escalada tradicional y un desnivel de alrededor de 200 metros desde el pie de vía, por lo que es un desafío para cualquier escalador.
APROXIMACIÓN
Salimos desde Pucón el domingo 26 de enero de 2020 a las 7:00 AM en dirección al límite nacional. Unos kilómetros pasado Curarrehue nos desviamos y cruzamos el Puente Añihuarraqui. El camino de aquí en adelante fue de ripio y se volvió muy angosto; el uso de 4×4 y un vehículo alto es altamente recomendado. Al rato de transitar por un camino maderero nos encontramos con un gran álamo y un buen espacio donde poder estacionar el vehículo. Ahora, ¡a caminar! Desde este punto a lo lejos logramos divisar «Las Peinetas». Para llegar a ellas, hay que apuntar en dirección hacia las rocas y cruzar un campo privado, por lo que hay que hacerlo con mucho respeto y pedir permiso a las personas que habitan allí.
Luego seguimos por la huella de animales y continuamos por un camino más amplio atravesando bosques de coihues, raulís y lengas. Pasadas unas dos horas de caminata, nos encontramos con una araucaria muy grande. Desde ahí comenzamos a avanzar por una huella estrecha donde el crecimiento de pequeños arbustos y árboles nos obligó a levantar bien los pies para no enredarnos. Luego de adquirir un poco de altura por este camino, nos hallamos con el inicio del canalón que nos condujo al lugar de nuestro campamento. Este canalón te obliga a ir a “cuatro patas” en algunas pasadas y tiene mucha roca suelta; hay que estar muy atento y tener mucho cuidado porque está prohibido botar material. De hecho, una de las primeras ocasiones en las que visité este lugar con amigos se me cayó una piedra en este canalón; yo iba adelante y bajo mío venía más gente. Esa vez empecé a gritar desesperado y con todas mis fuerzas «¡ROCA!». Por suerte, no impactó a nadie, pero iba tan rápido que provocó más de un susto. Al final, me llevé unas palabrotas de mis amigos mientras pedía disculpas.
Por eso, siempre es recomendable ir con todos los sentidos bien atentos. Tras una hora circulando por el canalón alcanzamos un plano del porte de una cancha de fútbol. Desde aquí se puede ver la aguja principal y muchas aledañas y en la mayoría hay lugares para escalar.
CAMPAMENTO BASE
Al término del canalón llegamos a la base de las agujas. Este fue nuestro lugar de campamento, claro que sin carpa, ya que tomamos la decisión de dejar ese peso abajo: dormimos solo usando el saco y la colchoneta. Nos instalamos y “corrieron” los mates mientras buscábamos la línea de subida con un monocular. La encontramos. Analizamos y conversamos el plan para la jornada.
Nos quedaba gran parte del día por delante. Con Jorge y Mati nos pusimos a mirar el lugar y vimos unas rocas enormes a unos metros de nuestros sacos. Nos acercamos con los pies de gato y el magnesio. Salieron unos bloques muy entretenidos que nos tuvieron solucionándolos toda la tarde. Entre mates y escalada se nos fue la luz, por lo que volvimos a lugar de vivac a comer y dormir.
ESCALADA
Entre el frío y la ansiedad en la noche me costó dormir. Sin embargo, el desayuno con los amigos y las ganas de escalar nos levantaron. Mientras nos colocábamos los arneses establecimos los comandos que usaríamos en la escalada. Somos los tres de la misma escuela y frecuentamos escalar juntos, por lo que fue un refresco de memoria entre nosotros. Con los primeros rayos de luz llegamos a pie de vía. No sabíamos realmente con cuantos largos nos íbamos a encontrar, ni cuanto duraría nuestra escalada. Solo íbamos dispuestos a escalar y disfrutar, teniendo presente la seguridad como base en nuestra cordada y aplicando los protocolos de escalada en cada reunión. El primer largo fue un diedro positivo.
Ahí dejamos atrás los nervios previos y el segundo largo fue una escalada muy tranquila. El tercer largo, equipado con chapas (al igual que el segundo) consiste en una placa con regletas romas que te hacen apretar con ganas mientras posicionas bien las puntas de tus pies. Se requiere de bastante equilibrio y una buena respiración para pasar este largo. El cuarto, quizás el mas lindo a mi parecer, comienza con una fisura de dedos que de a poco va agrandando a mano, puño, brazo hasta quedar metido con el cuerpo completo dentro, lo que te obliga a progresar utilizando bastante técnica en la escalada, buscando buenos apoyos y jugando con las presiones sobre la roca. Para mí esto fue algo totalmente nuevo y debo reconocer que lo pasé increíble. El quinto largo fue algo positivo y nos dejó sobre una buena terraza que nos tuvo a un largo de casi 70 metros hasta la cumbre. Aquí hallamos mucha roca suelta en este último tramo. Luego de aproximadamente 45 minutos quedamos todos reunidos en el punto más alto del cerro. ¡SÍ, CUMBRE! Entre risas, abrazos y conversaciones acerca de los largos escalada nos acordamos de que ahora debíamos hacer los rapeles para bajar y recorrer el largo camino de aproximación. A pesar del cansancio, el ánimo entre los tres siempre se mantuvo elevado.
Cordada:
- Jorge Carrillo Igor. Guía de turismo aventura (UFRO Pucón). Funcionario UFRO.
- Matías Muñoz Ramos. Guía de turismo aventura (UFRO Pucón).
- Daniel Sandoval Oyanedel. Guía de turismo aventura (UFRO Pucón) y colaborador Andesgear.
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