Tomás Contreras: “La escalada es un deporte que te obliga a estar progresando siempre”
Uno tiene que tener la capacidad de no rendirse. A veces bajas los brazos, pero para después volver y enfrentarlo desde otro punto de vista…
Tomás Contreras es uno de los escaladores que más rutas ha abierto en el sector del Cajón del Maipo, en la Región Metropolitana, quien en esta oportunidad nos habla de su experiencia como escalador y reflexiona sobre la importancia de las pasiones.
Cuando no está trepando o dando clases en Santiago, Tomás pasa sus días en el de San José de Maipo, en el sector conocido como La Mina, al final de Baños Morales. Desde allá fue que compartió parte de su experiencia y procesos deportivos.
La Escalada una forma de vida
Estaba en su segundo año de Educación Física cuando un amigo lo invitó a conocer el muro de la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile. “Es súper chiquitito, y al principio no podía cruzarlo de un lado a otro, no me resultaba hacer la travesía completa y eso me desafió. El darme cuenta de que era horrible para algo”, recuerda.
“Veía a gente que iba y venía en ese muro “pa’ allá y pa´acá” y yo mirando. Entonces empecé a ir solo, para mejorar. Hasta que lo logré”; y a partir de aquel momento su motivación no se detuvo.
Tomás expresa que al irse a vivir al Cajón es lo que coronó su fanatismo por la escalada, y se considera un privilegiado.
“Uno es acotado al estilo de vida que quiere llevar, o sea si quieres vivir en La Dehesa, será inviable vivir de la escalada, pero si uno se acomoda a la forma, a los gastos, sí funciona. A los 24 años, decidí salirme de la Universidad, para solamente entrenar, escalar y hacer cosas relacionadas con el tema. Trabajé en Andesgear como cinco años, estuve en Chileclimbers y me puse a dar clases en Mall Sport. Ya estando en esa, salió el tema de venir aquí, porque siempre había estado la idea de vivir en algún lugar cerca de la roca, que es finalmente donde está mi trabajo, a lo que le dedico más tiempo” nos relata.
Tomi prioriza por sobre todo, el tener una vida disfrutando de lo que realmente lo motiva y hace feliz, fuera de todo tradicionalismo que a veces la sociedad trata de imponer.
“Con el tiempo te das cuenta de que te educan factores como el colegio, la tele. Todo con el fin de vivir una vida que está como programada, es decir, colegio, universidad, pega, marido/esposa, casa, etc. Y yo creo que hay muchas más formas de abarcar la vida, asociándolo a lo que a uno le gusta y le apasiona. Vas en el Metro y ves a toda la gente con cara de perro porque vienen de pegas que no los satisfacen. Con los trabajos está solo cubierto el tema de la satisfacción monetaria, pero casi no hay tiempo de esparcimiento. Yo busqué que la proporción se cargara a mi favor, con una pega que me gusta, que es hacer clases. Ahí uno se encuentra con gente motivada por aprender, entonces es como una retroalimentación porque yo me nutro de la motivación y de las ganas de la gente que va a las clases”, expresa.
De aprendiz a equipador
Sobre los hombros de Tomás, está la gran responsabilidad de ser uno de los escaladores que más rutas ha abierto en el sector del Cajón del Maipo. En La Mina y La Resistencia, gran número de vías llevan su marca.
“En total deben ser unas 100 rutas que he equipado” aproxima. “Trato de abrir una al mes y siempre me paso, por lo que terminan siendo como 14 o 15 rutas al año y deben ser como siete años que llevo en esto”.
¿Cuál fue la motivación para comenzar a equipar?
“Para no repetir rutas. Siempre me gustaba escalar algo nuevo, entonces la mejor forma era así. La escalada es un deporte que te obliga a estar progresando siempre. Solo así puedes acercarte a una nueva dificultad. Hay mucha variedad para escalar, y me pasaba que hace 7 u 8 años atrás solo era Las Chilcas y Palestras y algún otro lugar por ahí, entonces si llegabas a un cierto nivel, ya habías hecho todas las rutas. Yo quería seguir escalando, pero no necesariamente las mismas vías. Así que había que sacar otras no más. Las rutas están ahí, en la roca. Uno lo que hace es interpretar el lenguaje que tiene y la equipas para que sea lenguaje de escalada”. Además señala que la marca de “equipador” no le molesta.
“La gente está acostumbrada a encasillar y para mí equipar es el pilar fundamental del desarrollo de la escalada. Creo que esta disciplina es un deporte ultra de aventura no en el sentido de que sea extremo, sino porque vas a lugares que no conoces, te mueves en entornos más inestables y en general a la gente le falta esa inquietud. Les gusta ir siempre a los mismos lugares. Ahora, eso igual es bueno para los equipadores, porque los lugares tienen un proceso, desde que se equipan hasta que se consolidan como sector de escalada. Si toda la gente fuese desde el comienzo a los sectores nuevos, se reventarían y los equipadores nos terminaríamos marginando, porque no se puede hacer la pega en un lugar lleno. O, por ejemplo, qué lata hacer fila para poder escalar una ruta que tú mismo abriste hace una semana”.
A partir de esto, Contreras reflexiona sobre lo ocurrido en el sector de La Resistencia.
“Es un sector súper nuevo en donde aún estamos trabajando harto. Pero se popularizó antes de que se terminara ese proceso, por responsabilidad de nosotros mismos que difundimos y comunicamos los lugares que estábamos abriendo. Y ahora, siendo que el lugar tiene harto para dar y que no está ni cerca de su real potencial, ya está deteriorado porque va mucha gente. Menos mal que en invierno descansa, por la cantidad de nieve, pero en los meses buenos, se nota un impacto fuerte en los senderos, en la basura, los baños. Se nota que la gente no maneja los conceptos de manejo de residuos y realmente muchas veces es de flojos, por no caminar 20 metros más, para ir a hacer caca más lejos. No respetan como un perímetro natural que debiesen tener los sectores de escalada. Entonces como equipador te duele el alma ver ese tipo de cosas”.
Su lado “PROFE”
Tomás también tiene un rol importante en la trasmisión de su experiencia y aprendizaje, los cuales comparte cada semana en Mall Sport (Las Condes) con alumnos que se están iniciando en la escalada.
“Haciendo clases te enfrentas a ti mismo. La gente va por algo al mall, ya sea para relajarse, hacer deporte, aprender algo nuevo y cuando se van, lo hacen felices, con el objetivo cumplido. Hay alumnos de 40 y 50 años que tienen una vida ya resuelta, y quieren aprender a escalar. Entonces lo más importante es que lo pasen bien y disfruten en esas dos horas que se toman para ir a aprender. Es un momento en que la gente se desconecta de su día y se enfrenta a un desafío que muchas veces es más mental que físico. De hecho, muchos llegan porque quieren superar el miedo a la altura. Y te das cuenta que lo empiezan a superar y esa herramienta que logran escalando, finalmente igual les sirve para la vida. Cómo enfrentar situaciones de estrés riesgoso, tomar la mejor decisión, mantener la calma, eso la gente lo valora un montón”.
Cuenta que le ha realizado clases a señoras que han permanecido hasta por seis meses, consiguiendo puntear y volar. “Esas señoras terminan convertidas en súper mamás, como si tuvieran un poder. Y eso es bonito, porque logran algo que ellas no dimensionaban que podrían hacer. Para mí son cosas que tienen un tremendo valor. Entonces te das cuenta del valor social de la escalada. Porque a esa persona, se le produjo un cambio de ver la vida”.
¿Da lo mismo el lugar para aprender a escalar?
Es bueno que la gente quiera instruirse en lugares establecidos. Porque en general, siempre se parte aprendiendo de los amigos, pero muchas veces los amigos también están partiendo entonces manejan una línea de conocimiento muy superficial que, al momento de transmitirlo, no son conocimientos sólidos. Entonces por ejemplo el amigo le enseña a hacer el ocho, pero de cinco cosas muy importantes que tiene el ocho, se le pasa un punto. Ahí la persona que está aprendiendo, ya aprendió un punto menos de lo que es realmente importante.
En las escuelas ya están establecidos ciertos protocolos para poder enseñar todos los contenidos, desde los puntos de seguridad, que son los fundamentales. Para mí como profe vale más un alumno seguro, que un alumno buen escalador
El gimnasio es la puerta de entrada para que la gente vaya a hacer escalada en roca y allá afuera no hay un profesor que esté pendiente, entonces es importante lograr esa costumbre en la gente, así uno se queda entre comillas tranquilo, de que si esa persona va a la roca, sabe hacer, por lo menos, lo básico.
La importancia de no dejar de lado una pasión
Tomás es un referente más de las personas que frente a viento o marea han priorizado lo que les hace feliz y satisface para su vida, sin dejar de creer en sus verdaderas pasiones y poder lograr sus objetivos con confianza y esfuerzo.
“Pelear con uno mismo, eso fue lo que me atrapó”, confiesa. “Quebrar a la persona que eres, para tratar de llevarla donde quieres llegar. Eso es lo que me hizo quedarme pegado con esta disciplina. Darme cuenta de que hay algo que no puedo hacer, pero que, entrenando, puedo llegar a completarlo. Ahí está todo el proceso. Uno tiene que tener la capacidad de no rendirse. A veces bajas los brazos, pero para después volver y enfrentarlo desde otro punto de vista”.
“Creo que hay un concepto errado, de que uno escala para que le salgan las rutas. En cierto modo es verdad, pero realmente uno escala para caerse. Cuando pruebas una ruta para que te salga, te sale una vez y cuando la trabajaste le diste 20, 30 intentos. Son más veces las que te caes que las que lo consigues y con eso hay que aprender a vivir, con que muchas veces puedes equivocarte, fallar, con que muchas veces no logras lo quieres, pero estás trabajando para conseguirlo. Eso te entrega una gran cuota de humildad. Sabiendo que si te concentras y trabajas, lo puedes llegar a lograr, pero siempre desde la incertidumbre. Porque, aunque uno sabe que esa ruta va a salir en algún momento, lo que más hay que disfrutar el proceso. Eso es lo más bacán, cuando uno se enfrenta a sí mismo 100%”, concluye.
Sigue a Tomás en su Instagram: @tomy_roca_contreras
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