¿Cómo elegir una mochila de trekking y cómo organizar la carga?
¡Lo ideal es que nada nos falte y que nada sobre! Tu espalda agradecerá nuestros consejos.
Hay mochilas de distintos modelos y adaptadas a los gustos y fines de quien las busca, pero no está demás contar con algunas consideraciones generales al momento de elegir una. La mochila de trekking tiene sus propias características. ¡Descúbrelas a continuación!
¿1. Qué tamaño?
El porte de la mochila de trekking estará dado por la cantidad de días que se estará en la actividad y el tipo de actividad a desarrollar, especialmente si cuenta con un componente técnico. Además, considera: ¿irás solo o con amigos? ¿Tendremos soporte externo o iremos totalmente autónomos?
La tendencia hoy en día es ir liviano, pero NO debemos pasar por alto una buena planificación que nos permita ir justo con lo que necesitamos, ni más ni menos.
1.1 Los litros
Cuando se trata de saber el volumen o la capacidad de llenado de nuestra mochila, usamos la medida de “litros”, que equivale a un cubo de 10 cm x 10 cm x 10 cm. Ahora bien, las mochilas no tienen forma cuadrada, sino que son más altas que anchas y cubren toda la espalda y más.
Cuando se trata de salir a acampar (por ejemplo, dos días), hay quienes logran meter todo su equipo en mochilas de tan solo 45 L o 50 L. Una mochila de este tamaño nos permitirá cargar entre 15 y 25 kg o un 1/3 de nuestro peso corporal, peso suficiente para dos días de actividad tranquila (una salida de fin de semana no muy técnica). Además, recuerda que si vas con amigos puedes repartir el volumen y peso de la carpa, el combustible y la comida.
Otras personas, en cambio, necesitan mochilas 60 L + un espacio extensible (que puede ser de 10 o 15 L extra). Y para cuando se trata de salidas técnicas (que involucran ferretería, cuerda, esquís, equipo fotográfico profesional, etc.), el mercado también ofrece mochilas grandes de 80 L o incluso 100 L.
1.2 Talla
La talla de nuestras mochilas The North Face, por ejemplo, estará dada por el tamaño de nuestro torso. Ante todo, la mochila ha de quedarnos cómoda y bien ajustada. Por eso, en la mayoría de los modelos existen mochilas S (small), M (medium) y L (large).
Para saber cuál es la medida de nuestro torso debemos considerar la vértebra C7 (la más prominente a la altura del cuello) y nuestra cresta ilíaca (hueso superior y prominente de nuestra cadera). Mide la extensión entre uno y otro punto y luego llévala a la proporción de tallas del fabricante.
2. Diseño
Idealmente, la mochila debe ser de tipo tubular, sin grandes bolsillos o extras que sobresalgan de su estructura. Idealmente, ha de mantener un corte alpino en la parte baja (que no pase bajo los glúteos); de esta manera, no incomodará al momento de desplazarnos en ascenso.
3. Mochilas para mujeres
¿Sabías que no todas las mochilas son iguales? No solo hay diferentes colores, sino también formas adaptadas a la anatomía de varones y mujeres.
Las mochilas para trekking especiales para mujeres tienen algunas diferencias importantes como, por ejemplo, en cuanto a la forma, el ancho y también en cuanto al acolchado de las correas que van en las caderas. También, en el pecho, los tirantes presentan un ángulo más anatómico, así como también mayor acolchado y mayor rango de regulación.
4. Compartimentos
Es importante que la mochila cuente con diferentes espacios. Cuando estés eligiendo una mochila, piensa: ¿cuenta con un lugar para dejar el botiquín de tal modo que sea de fácil acceso? ¿Tiene un espacio para el kit de baño, la linterna frontal, la brújula y otros implementos de este estilo? ¿Cuenta con cierres para guardar alguna comida energética que vayas a usar durante la marcha? ¿Tiene al menos un espacio al costado para llevar una botella?
A su vez, ¿hay un acceso rápido a la parte baja de la mochila o al interior por sus costados o sólo puedo llegar a la carga que está al fondo por arriba? Si lo mío es el montañismo técnico, ¿tengo donde sujetar un piolet, donde guardar los crampones o poner los skis? Ante todo, la mochila tiene que ser útil, fácil de usar. Entonces: es importante que podamos acceder a nuestro equipamiento de manera rápida, y para esto es clave la organización y los cierres de acceso frontal, inferior y superior.
5. Tecnología
Puede ser un plus considerar la tecnología especial aplicada a las mochilas The North Face. Por ejemplo, repelencia al agua o ya, derechamente, una capa de tela impermeable. Si la mochila que estás contemplando para comprar no cuenta con esto, asegúrate de que al menos venga con una bolsa protectora para la lluvia.
Además, hay mochilas con telas reflectantes para la oscuridad. Cuando se trata de marchar de noche o intentar una cumbre en la madrugada, estos detalles se valoran mucho.
También, hoy en día casi todas las mochilas de trekking vienen con un sistema para poder beber agua desde una bolsa de hidratación (tipo Camelbak), lo que permite que estés hidratándote continuamente, sin tener que parar para sacar una botella de agua cada vez.
Revisa nuestra colección de mochilas:
Cómo organizar la carga
1. ¿Cuánto debo cargar?
En adultos se recomienda no cargar más de 1/3 de nuestro peso corporal. Por ejemplo, si pesas 80 kg, el peso a cargar no debería superar los 26 kg. Si pesas 60 kg, la mochila no debe pesar más de 20 kg. En niños el peso ha de ser un 10% de su peso corporal.
Ojo: algunas mochilas muy robustas son de por sí ya muy pesadas, por su fuerte armazón. Un ejemplo es la Prophet 100 de The North Face, que en su talla L (en el modelo de 100 L) pesa casi 2,5 kg (estando vacía).
2. La disposición de todo en la mochila
Una vez que ya tienes definido qué es lo que cargarás en tu equipamiento (puedes desplegarlo, por ejemplo, en el suelo antes de salir de excursión, para tenerlo todo a la vista), tienes que ocuparte de organizarlo bien: la orden es la clave del éxito.
Puedes partir, por ejemplo, agrupando algunas cosas: kit de noche (colchoneta + aislante + saco de dormir), kit de comida (anafe + gas + comidas), kit de ropa (primeras capas + abrigo + guantes + gorro), etc. Luego, viene la disposición de todo ello dentro de la mochila de un modo organizado: no es llegar y meter a ciegas.
La finalidad de este esfuerzo es mantener un equilibrio y lograr un balance para el óptimo desempeño de la actividad física que se prolongará durante horas. Una mochila organizada y bien distribuida favorece la irrigación, la ventilación y evita puntos de dolor o fatiga muscular por presión.
Es importante que la mayor cantidad de peso vaya apegado a la espalda y en la parte media alta de nuestra mochila. Lo liviano y voluminoso -como el saco de dormir- junto a la ropa deberían ir en la parte baja, entregando estructura a la mochila; luego agregaremos los elementos más pesados, para dejar en la parte de arriba lo que vayas a necesitar sacar más fácilmente, como por ejemplo, el kit de primeros auxilios, el cortaviento, el agua y la “ración de marcha”.
Estas indicaciones no son nada de antojadizas, porque si el punto de gravedad está desplazado por fuera de la línea de los pies, tendrás que tomar una postura muy inclinada hacia adelante y entonces se te clavarán los tirantes en los hombros, lo que causará que inevitablemente se tensen los músculos de la espalda y la sensación de fatiga se hará notar más rápido.
Otro punto a considerar es el preformado de la estructura lumbar de la mochila: no olvides que nuestra columna es una estructura perfecta y, a la vez, compleja, y para funcionar correctamente las vértebras deben mantener la curvatura normal.
Este principio es el que siguen las mochilas de buena calidad, pudiendo incluso termo-moldear nuestra mochila, adaptándola al 100% a nuestra estructura corporal. Así es que al momento de invertir en una mochila, mira lo suficiente, pregunta y pruébate hasta el cansancio los distintos modelos disponibles.
3. Las correas de ajuste
Las correas de ajuste son elementos clave porque te van a permitir lograr una buena distribución del peso total de la mochila trekking. Tenemos, por un lado, las tiras de ajuste dorsal, que sirven para adaptar la mochila a la longitud del tronco de quien la va a ocupar. Si esta regulación no está bien hecha, lo más probable es que te sobrecargues los hombros.
También están las tiras estabilizadoras superiores. Están generalmente al nivel del cuello y encima de la hebilla de la hombrera y su finalidad es permitir principalmente que la mochila se quede siempre cerca de la espalda, manteniendo un centro de gravedad cómodo.
Las hombreras, en tanto, son el sostenedor y estabilizador principal de toda la carga que llevas. Estarán bien reguladas cuando sientas que la mochila no te queda como un saco que se te va cayendo.
Todo esto no serviría de mucho si tu mochila no cuenta con una buena riñonera. Esta pieza es más que fundamental, porque permite llevar el peso de la mochila a la zona de las caderas. Es imprescindible que recuerdes que idealmente el 80% peso total debe ser sostenido por las caderas y no por tu espalda u hombros. Solo de esta manera conseguirás avanzar “lento, pero más cómodo”.
4. Todo adentro
Por último, procura verte como un profesional: que, ojalá, todo el equipamiento vaya dentro de la mochila y nada colgando afuera. Los elementos (como botellas, ollas, polerones, bolsas con desechos, etc.) atados de cualquier forma a la mochila solo contribuirán a que pierdas el equilibrio más fácilmente o a que te quedes enganchado en algún arbusto al pasar.
VIDEO RELACIONADO:
¿Cómo repartir el peso de tu mochila de trekking?
Comentarios