Planificación para un viaje a la montaña
En el cerro, nada se debe improvisar. Nada. Actualmente, el acceso a la información es de fácil acceso y hoy se puede acceder a información detallada de la ruta, sus características, nivel de complejidad técnica, de peligros objetivos presentes, entre otros, fácilmente. Desde ahí, planificar no debería ser problemático pues se relaciona con la seguridad personal y grupal. No se trata de datos que complementan de forma innecesaria el recorrido a seguir, si no que es información que se debe comprender a cabalidad en caso de que se presente un imprevisto en la montaña… que no deja de ser habitual.
La planificación de un viaje a la montaña justamente se trata de dimensionar realmente el objetivo trazado y, según ello, diseñar un plan que minimice eventualidades que siempre existirán. Por eso planificamos y estudiamos la ruta que vamos a seguir: porque arriba no puede existir un “no me lo esperaba”.
Las personas no estamos hechos para el cerro. Para adaptarnos, entrenamos, tenemos a la mano equipos y vestuario de primer nivel, alimentos altamente nutritivos y de bajo peso, y un largo etcétera. Pero, igualmente, el permanecer en grandes altitudes: donde la velocidad de recuperación del cuerpo es inferior a la de regeneración, donde hay temperaturas gélidas que pueden congelar en instantes las partes del cuerpo expuestas; en que se realizan impresionantes acrobacias en altas paredes verticales o donde se deben enfrentar vientos que simplemente pueden tumbar a una persona, hay que acondicionar un equipo adecuado para el débil diseño del humano.
Planificar, planificar, planificar
Para cualquier salida a terreno, la planificación debe ser un trabajo cuidadoso, pensado para que salir a terreno sea seguro. Así, lo principal será anticiparse a todo para prevenir cualquier problema. Y si es que algo ocurre, pues en la montaña es difícil que todo funcione al 100 por ciento, será necesario un plan B para reaccionar a tiempo y no caer en improvisaciones que puedan devenir en un accidente.
En definitiva, la planificación es un proceso formal que debe quedar escrito, detallado y donde no pueden quedar cabos sueltos. Pero: ¿cómo partir planificando los objetivos o pensando desde antes en la cumbre, la apertura de ruta, el equipamiento de alguna vía o la travesía a seguir? En definitiva: ¿Por dónde partimos?
Al comienzo, siempre recomiendo partir la organización del viaje con las siguientes preguntas:
- ¿Cuál es el objetivo?
- ¿Estoy a la altura?
- ¿Con quién voy?
- ¿Dónde queda?
- ¿Cómo lo voy hacer?
- ¿Cuándo sería la mejor fecha para ir?
- ¿Con qué recursos y equipos cuento?
Y seguir con las interrogantes que vayan surgiendo en el camino. Cada cuestionamiento debe ser atendido con la misma atención y cuidado. Dicho esto manos a la obra
¿Qué factores inciden en nuestra planificación?
1. El territorio a visitar
Primero debemos pensar en la ubicación: ¿Visitaremos una zona muy alejada? o ¿boscosa? ¿Hay glaciares? o ¿muchas grietas? ¿Qué tan lentos y complejos son los glaciares de atravesar?, ¿se pueden esquivar?, ¿cuáles son las probabilidades de avalancha?, ¿qué tan lluviosa es la fecha que pretendemos visitar? Ahora, si la zona es desértica, ¿cuáles son las opciones de conseguir agua? o ¿cuánta agua hay que llevar?
2. La logística
¿Podremos encontrar en el lugar lo necesario en caso que no podamos acarrear el equipo completo por falta de capacidad, por viajes o por aumento de costos? ¿Hay posibilidades de reabastecimiento?, ¿están lejos o cerca? Por ejemplo, si decidimos utilizar combustible líquido en lugar de cartuchos de gas, ¿tenemos la seguridad de que encontraremos tiendas donde vendan bencina blanca, por ejemplo? El territorio que vamos a visitar, ¿es seguro?, ¿Existen conflictos sociopoliticos, culturales o religiosos allí?
3. El número de personas
A mayor número de personas, mayor cantidad de problemas, lo sabemos. Mover gente siempre es complejo, primero porque vuelve más lento un viaje y porque también hay que considerar más equipo, vestuario, diferentes condiciones alimenticias, de salud, de relaciones personales, de rendimiento físico, etcétera. Pero, andar con una buena cantidad de personas también puede ser útil, pues en caso de accidente, habrá una mayor capacidad resolutiva a la hora de buscar ayuda.
4. Tipo de actividad
Senderismo, trekking de varios días, de media y alta montaña. Altura extrema, escalada en roca, hielo o mixta. Todas son actividades que comparten características similares, pero también distintas. Quizás el senderismo, que puede resultar igualmente fatigoso dependiendo del itinerario, al no involucrar campamentos o noches en terreno, requiere de una planificación bastante más simple limitándose a la documentación de la ruta, a un aviso de salida, a llevar una alimentación básica y equipos y vestuarios sólo por la jornada. Pero, para el resto, siempre se debe considerar y examinar todos los factores anteriormente mencionados. El hecho de que una actividad sea deportivamente, en términos de destreza física y técnica, más exigente que otra, como una escalada en roca por el día, donde los miembros de la cordada deben tener un nivel adecuado y similar para enfrentar vías verticales, no quiere decir que un ascenso de media montaña de dos o tres días, sea más simple de ejecutar. Sí, son diferentes, pero cuidado: las salidas que cuentan con noches en terreno, suponen condiciones de exposición que deben ser minuciosamente cubiertas para evitar desagradables sorpresas e imprevistos. Esto, a diferencia de una actividad técnicamente más compleja pero de breve duración.
5. Época del año y meteorología
Pretender que un ascenso de largo aliento a la montaña incluya solo días con un brillante sol y temperaturas templadas que permitan un avance seguro y agradable, es irreal. Desde ahí, la elección del objetivo deportivo debe ir siempre asociado con la mejor fecha o con una proyección que ofrezca las mejores condiciones climáticas. Ahora, lo sabemos: nunca hay garantía en ello, pero sí ofrece mayores posibilidades de éxito durante la aventura. Los cerros en la zona central, por ejemplo, cambian drásticamente si es verano o invierno. Puede pasar de un trekking soleado siguiendo una clara huella con varias horas de luz natural, a una pesada y fría marcha sobre nieve, desprovista de caminos en días.[Salto de ajuste de texto] Sobre la meteorología, escuchar frases como “nos pilló la tormenta”, debería dejar de ser usada pues actualmente los reportes son bastante acertados y es asertivo en sus proyecciones. Desde ahí, la tormenta no “pilla” a los desprevenidos montañistas, si no que acusa una falta de información previa al momento de realizar salidas o derechamente una ausencia de atención en las alertas del tiempo.
6. Duración
Así como a mayor número de personas hay mayor número de problemas, la organización de un viaje de varios días, semanas o incluso meses, supone un complejísimo desafío en su planificación. Cada día de terreno —incluso los días de descanso— debe contemplar todos los aspectos inherentes a la actividad, como son los relativos a seguridad, alimentación, traslados, trabajo en terreno, etcétera. Cada día representa un reto en la capacidad organizativa de sus participantes y debe ser tratado de forma cuidadosa para no dejar cabos sueltos que eventualmente deriven en un problema.
7. Altura
Ciertamente, la exposición a ambientes hipóxicos propios del montañismo de grandes altitudes, es un factor que siempre debe ser abordado con seriedad, pues aunque se trate de personas que cuenten con muchas expediciones y ascensos de altura, los episodios de mal de altura pueden ser frecuentes en escaladores experimentados en este tipo de escenarios. Desde ahí, un consejo: subir gradualmente, no saltarse campamentos, evitar desniveles superiores a 600-700 metros una vez superada la barrera de los 4.000-4.500 metros. Solo así podremos ganar altitud de manera progresiva, adaptando el cuerpo a los enrarecidos aires de la alta montaña.
8. Dificultades técnicas
Dependiendo de la disciplina, diversas dificultades pueden salir a la vista y sin dudas hay que abordarlas de forma segura. Dicho esto, existen muchas diferencias entre, por ejemplo, una travesía en campos de hielo y una travesía en zonas desérticas. Pero ojo: no debe haber confusión entre las disciplinas: todas requieren del mismo cuidado y atención.
En resumen: a mayor duración, mayor cantidad de personas y ante más dificultades técnicas: más compleja será la planificación.
Fases de la Planificación
Como consejo: una planificación seria y cuidadosa, debe incluir los siguientes puntos:
1. Recopilación de información
- Objetivo del viaje: Se debe considerar que todos los participantes deben estar a la altura del reto planteado, siempre considerando que el grupo se mueve al ritmo del más débil de la cordada. Ser realista con el nivel del grupo e ir gradualmente aumentando el nivel (físico, técnico, etcétera), conforme se va ganando experiencia. ¡No saltarse etapas!
- Estrategia: También es necesario considerar los tiempos del itinerario y lo que será necesario para lograrlo. En este sentido, vale la pena preguntarse: ¿Cuál va a ser el estilo de ascenso?, ¿será pesado o tradicional?, ¿liviano o alpino?. Definir si, en caso de expediciones largas, se necesita de un campamentos montando, es decir, con líneas de cuerdas fijas en la ruta en caso de hacer una escalada. O, si se avanza acarreando parte del equipo o bien se avanza acarreando todo el material, en cuyo caso se debe cuidar el peso y todo lo que pueda enlentecer el avance o aumentar el riesgo al estar más tiempo expuesto en la montaña. En estos casos, muchas veces será necesario dividir el grupo en cordadas más pequeñas y homogéneas para realizar distintos tipos de trabajo en terreno. También, a la hora de enfrentar pasos complejos técnicamente, como escaladas o cruce de grietas, el grupo puede dividirse para que el trabajo de carga pueda optimizarse entre los más avezados y los menos o dejar el equipo más pesado entre quienes sean responsables de equipar o resolver los obstáculos más complejos de la ruta, permitiéndole al grupo poder enfrentar estos pasos de forma más descansada, concentrándose sólo en ello.
2. Consejos de organización y planificación
- Jefe de expedición: Es importante definir una persona que cuente con la experiencia y el juicio necesario para liderar un viaje que puede ser de larga duración y que posiblemente presentará problemas durante su ejecución. Lo importante es que sea una figura positiva, proactiva y con ascendencia sobre el grupo. Que pueda anticiparse a los problemas y buscar siempre soluciones, apoyado en el conocimiento de cada uno de los miembros del equipo.
- Encargado de logística: Este rol es esencial pues no debe olvidar ningún ítem, pues hacerlo puede derivar en una situación incómoda, compleja o incluso, peligrosa.. Por lo tanto, siempre debe existir un plan B. Toda planificación, por muy rigurosa que sea, debe contemplar alternativas al plan inicial, en caso que alguno de los eslabones del proyecto sufra cambios que impliquen una adaptación o modificación.
- Encargado documentación y navegación (mapas, topos, equipos GPS, etc.): Esta persona es de vital importancia, sobre todo en zonas desconocidas o poco visitadas. El soporte de la información podrá ser en papel o en digital, a través de una aplicación. Aquí hay distintas herramientas a disposición del usuario como mapas topográficos para GPS o Inreach, e incluso hay aplicaciones en teléfonos donde se cargan las rutas.
- Encargado recursos económicos: Este puesto es de gran relevancia a la hora de hacer viajes extensos, pues incurrirá en importantes gastos grupales donde el orden y claridad será esencial a la hora de hacer cuentas.
- Encargado del equipo común y personal: Es cierto, hay que llevar un listado detallado del material personal y grupal para ejecutar el viaje. Desde ahí, es bueno que alguien esté atento a adquirir lo necesario para el equipo y que, a la vez, se asegure con certeza de la existencia de dichos artículos, personales y grupales, antes del viaje.
- Encargado alimentación: Es un tópico elemental en un viaje, pues no sólo se deben considerar los alimentos que entreguen los nutrientes y aportes calóricos mínimos para la actividad, si no que también debe conocer los problemas que eventualmente presente algunos miembros del equipo, como alergias, intolerancias e incluso… ¡gustos personales!
- Encargado aspectos médicos: Es muy difícil contar con un médico durante el viaje, por lo que la persona que asuma este rol tendrá la responsabilidad de armar un kit de primeros auxilios con una preparación mínima que incluya el sistema Wilderness First Responder (WFR) y Wilderness Advanced First Aid (WAFA). Además debe conocer los insumos del botiquín y tener contacto directo con profesionales de la salud para el uso de ellos. Ojo: Si el encargado de aspectos médicos no es un profesional de la salud, solo debe remitirse a funciones que prescinda de un especialista. Además, se debe chequear si la zona a visitar se exige contar con ciertas vacunas.
- Encargado de difusión y publicidad: Es normal que muchos de los proyectos de excusiones a sitios poco conocidos, se debe considerar la opción de conseguir auspiciadores que financien el proyecto. Desde ahí, la persona a cargo de este ítem debe tener claro los variados canales y medios para mostrar las potenciales marcas. Así como también su plan de difusión y considerar la opción de conseguir más aportes.
- Encargado de comunicaciones: Es importante que haya un responsable de verificar si la zona a visitar cuenta con señal de teléfono o internet y que además, sepa donde poder encontrar acceso a la comunicación. Esto, sobre todo en caso que se carezca de todo tipo de acceso a comunicaciones abiertas. Desde ahí siempre es bueno contar con alternativas para la comunicación hacia el exterior como teléfono satelital, antenas satelitales, mensajería o localizadores. Así se podrán obtener reportes meteorológicos, contacto con línea para envío de información a familiares, etcétera. Finalmente también se debe contar con los equipos adecuados para enlaces durante el trabajo en montaña, por ejemplo con estación radial para el campamento base y radios UHF y VHF.
- Encargado de preparación física: Aunque una preparación física adecuada y continua es responsabilidad de cada miembro del grupo, indistintamente del proyecto en conjunto, una buena preparación ayudará mucho a la hora de tomar la base cardiovascular necesaria para enfrentar el objetivo propuesto. Así, los avances se verán de forma conjunta y se podrán apreciar los resultados o bien, reformular el entrenamiento para trabajar las áreas donde más se requiera.
En terreno: Aproximación y marcha en el cerro.
1. Tiempo
Durante un viaje siempre es bueno verificar: ¿Se están cumpliendo los objetivos según lo planificado? Dicho esto, es importante revisar permanentemente si plan está hecho acorde a las capacidades del equipo o de lo contrario, ajustarlos de ser necesario. Esto se relaciona no sólo con una velocidad lenta que produzca retrasos, si no también con un avance más rápido de lo previsto que puede generar un desgaste innecesario en el grupo.
2. Actividad en terreno
- Porteos: siempre se debe considerar la opción de carga de material en postas. Así se disminuye el desgaste por la carga excesiva de peso. Esta estrategia, a su vez, requiere de más días de trabajo en montaña.
- Cantidad de equipo: siempre será bueno llevar un listado detallado del material que se moverá a los campamentos. Esto implica: tener un listado detallado del material que se moverá a los campamentos.
- Campamentos: hay que tener la ubicación exacta y alternativa para montar los diferentes campamentos.
- Calendarización del trabajo en montaña, ascensos y descansos: se debe planificar y organizar el día a día en montaña, así como los días de trabajo en terreno, considerando equipamiento de campamentos, porteos, instalación de cuerdas de ser necesario, depósitos de comida y los días dispuestos para descansar. Este ítem también considera imprevistos climáticos.
- Manejo de fechas: se deberá hacer una revisión permanente del cumplimiento de las fechas y plazos establecidos en la planificación de las diferentes actividades. ¿Se están cumpliendo durante el viaje? En caso que la respuesta sea negativa, se debe examinar cuidadosamente cuáles son los puntos que retrasan lo planificado y ver opciones factibles de mejora.
- Flexibilidad: siempre se debe considerar la opción de ajustar el plan, lo que se traduce muchas veces en una mejora del trazado inicial.
- Regreso: no dejar de preguntarse: ¿es esta ruta de subida lo suficientemente segura y eficiente en términos de tiempo como para utilizarla de regreso? Si la respuesta es negativa, dentro del plan original se deberá contemplar siempre la opción de vías alternativas de retorno, aun siendo más extensas.
Evaluación y conclusiones
Finalmente y, tras el término de la actividad, resulta siempre beneficioso abrir un debate en torno a lo que se llevó a la práctica y con ello levantar conclusiones que con seguridad serán de mucha utilidad en una próxima planificación.
En esta parte se debe considerar:
- Un informe detallado de ruta: a través de tracks, puntos KMZ y también incorporar fotografías al análisis.
- La cantidad de equipo utilizado: Preguntarse si la cantidad del equipo fue usado o bien que tuvo una incidencia menor.
- Alimentación: ¿sobró? ¿faltó? ¿hubo algo que haya generado malestares en los participantes?
- Evaluar posibles fallas del plan original: ¿cuáles fueron las reacciones del grupo para encontrar la solución?
- Contrastar el plan inicial versus lo efectivamente realizado: esto determina si faltó información o bien si hubo fallas en la elección inicial de ciertos aspectos determinantes para el desarrollo de la actividad. Se debe analizar cuáles fueron las medidas que se tomaron en terreno para solucionar eventualidades o errores en el trazado original.
- Señalar correcciones: son las acciones que tienen como fin evitar los errores cometidos con una serie de ajustes al proyecto al término del viaje.
- Divulgar sobre el viaje: esta es una manera de contribuir al engrandecimiento de la actividad para que así, otros puedan realizar eventos similares con una base sólida de información que les ayude en el desarrollo de nuevos proyectos: siempre bajo condiciones de máxima seguridad. Permite, además, una colaboración de manera activa, porque es la forma de generar mejoras en la actividad
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