Paula Cofré a la conquista del Lhotse: “Decidí priorizar mi salud y mi vida”
El pasado 16 de abril la montañista Paula Cofré Saphier viajó hasta Nepal para intentar convertirse en la primera chilena en subir el Lhotse: una montaña de 8.516 metros, la cuarta más alta del mundo, sin oxígeno suplementario. En esta exclusiva cuenta cómo fue su última aventura sorteando las alturas nepalíes.
Subir uno de los catorce ochomiles del mundo sin oxígeno suplementario siempre se ha considerado un hito, ya que sobre los 8.000 metros de altura, el oxígeno se reduce en un 20 por ciento en comparación al nivel del mar. Esto hace que una incursión los sitios más altos del planeta, sean extremadamente peligrosas al incrementar altamente las probabilidades de tener un edema cerebral o sufrir congelaciones en las extremidades que incluso pueden llegar a la amputación para los casos más graves.
Ahora, para ubicar el monte Lhotse en el mapa, hay que trasladarse por Asia hasta el Everest, la montaña más alta del mundo, con 8.848 metros. Esta, comparte gran parte de la ruta rumbo a la cumbre del Lhotse, sobre todo en la primera parte, antes de llegar al campamento Campo III, ubicado a 7.100 metros. Dicho esto, el ascenso de montaña propiamente tal comienza una vez realizado el trekking de una semana hacia el Campamento Base del Everest, llegando hasta 5.364 metros en un par de días.
Pero ojo: antes de subir esta cumbre sin oxígeno suplementario, tuve que tomar una serie de precauciones. Para reducir las probabilidades de un edema cerebral, por ejemplo, se deben se realizan rotaciones entre los campamentos en altura del Lhotse. Luego del Campo Base del Everest, vienen cuatro campamentos: Campo I, a los 6.000 metros ; Campo II, a los 6.500 metros; Campo III, a los 7.100 metros y Campo IV, a los 7.700 metros de altura. Usualmente las rotaciones del comienzo se realizan entre los tres primeros campamentos. Mientras que el cuarto por lo general solo se pisa el día previo al intento de cumbre. Otros escaladores adicionalmente realizan previamente ascensos a montañas de 6.000 metros para acostumbrar sus cuerpos aún a más a la altura. Pero ahí depende de la organización de cada deportista.
En cuanto al equipo de montaña para mí fue clave ser muy meticulosa y no olvidar absolutamente nada, dado que rumbo al Lhotse el escalador se enfrentará a temperaturas extremadamente bajas. Es necesario llevar entre muchas cosas, un downsuit (traje de pluma) que es el que te acompañará desde Campo II/Campo III hasta la cumbre, un saco de dormir de pluma de -40 grados celsius, botas triple, mitones, un In Reach (dispositivo de comunicación por satélite con el cual puedes comunicarte via mail/sms, pedir el clima y tener un sistema de rastreo en línea) y además un ascendedor Yumar, dado que la ruta completa saliendo desde el Campo Base del Everest está equipada con cuerdas fijas que llegan hasta la cumbre y que se suben con esta herramienta.
Rumbo a la cumbre del Lhotse
Recuerdo que una de las partes más peligrosas de toda la ruta es la Cascada del Khumbu, una traicionera sección en el camino a Campo I, que exige atravesar un laberíntico camino entre grandes bloques de hielo o seracs y aterradoras grietas.
Durante la expedición, es muy importante monitorear el clima dos veces al día, ya que éste es muy variable. Y también, estimar las posibles buenas ventanas de tiempo para ir por la cumbre, especialmente si se sube sin oxígeno, dado que el cuerpo se enfría mucho más rápido y la probabilidad de congelamiento son muchísimo mayores. Para la gran mayoria que sube con tanques de oxígeno, la ventana de buen tiempo no es tan estricta, y subir con -36 es aceptable si es que hay un viento no superior a los 30 kilómetros por hora. Pero todo cambia si decides prescindir de un tanque.
Un imperdible: es esencial contar con un seguro de viaje, que cubra accidentes de montaña y también un rescate en helicóptero, o de lo contrario, en caso de usarse, el gasto puede superar los 20.000 USD.
Por la ruta hacia el Lhotse, una vez que se supera la Cascada del Khumbu y se llega a Campo I, la caminata a Campo II es mucho más sencilla. Si bien llegar a este punto es muy agotador, es una experiencia única y desafiante, pues hay que atraversar toda la cascada para cruzar enormes grietas con escaleras, tal como se ha visto en documentales. Cuando estuve ahí traté de atesorar todos esos momentos.
Ya en Campo II se tiene toda la panorámica de la escalada del Lhotse. Por la ruta ves un camino claramente marcado a Campo III a través de una fuerte pendiente. Esta luego continúa hacia Campo IV para transformarse en un estrecho y empinado corredor o canaleta de 800 metros que llega hasta la cumbre, es realmente impresionante.
Asimismo, Campo II es el campamento de altura con más comodidades, ya que puedes contar con una tienda con una mesa y una cocina donde los sherpas preparan la comida. En Campo III y IV, en cambio, ya no cuentan con esta comodidad… solo pequeñas carpas donde los escaladores duermen todos juntos, cocinan y pasan la noche.
A pesar de las ventajas que presenta Campo II, no es recomendable estar demasiado tiempo allí. A esa altura de 6.500 metros, el cuerpo no es capaz de descansar o regenerarse debido a la falta de oxígeno, por ende, hay un deterioro corporal continuo.
Estando en Campo II me dio la conocida Khumbu Cough, una tos que le da a los escaladores en sitios donde el aire es muy frío y seco. Recuerdo que dio extremadamente fuerte, lo que generó una fractura en mis costillas izquierdas. De todas maneras, decidí partir igualmente a Campo III, pero debido al fuerte dolor que me imposibilitaba dormir y respirar, moverme y toser… decidí bajar.
A semanas de mi regreso, creo que fue una experiencia muy enriquecedora y estoy agradecida por todo lo que viví y aprendí. Finalmente decidí priorizar mi salud y mi vida que es lo más importante. No descarto en un futuro volver a la cumbre del Lhotse o subir otro ochomil, escalar montañas de considerable altura es algo que me llama mucho la atención y que definitivamente volveré a intentar.
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