Las avalanchas de primavera

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Una montaña cubierta de avalanchas y un arroyo que la atraviesa.

¡Aprende sobre las condiciones que presenta esta estación y sigue nuestras recomendaciones para evitar el peligro!

Dijo una vez una persona sabia que miraba una montaña: “calor, peligro alto; frío, peligro bajo”. Seguramente has escuchado esta descripción sobre las condiciones primaverales y si bien no pondremos en duda que es totalmente cierto en casi todos los casos, en este artículo intentaremos dilucidar lo que hay detrás de esa máxima. Puesto que esa misma persona, esta vez aún más sabia, agregó varios años después: “en materia de avalanchas siempre habrá mucho más que aprender”.

Con el calentamiento global, no es poco frecuente ver que las “condiciones primaverales” se presentan también en “invierno”, lo que se traduce en un manto de nieve poco profundo, con nieve sopa (nieve muy húmeda) y cartón en la superficie (costras de fusión-rehielo) en gran parte de la cordillera. Afortunadamente, a veces llegan grandes nevadas que aportan mucha nieve nueva y felicidad a todos los que las esperaron durante meses; sin embargo, como es normal, en septiembre las condiciones primaverales vuelven con más fuerza y tenemos que estar preparados.

ski

En primavera puede haber condiciones maravillosas para esquiar o realizar travesías en raquetas, pero también acechan peligros.

LA IMAGEN GENERAL

Comencemos con el escenario general de las condiciones primaverales. Para esto vamos a hacer referencia al servicio público de información sobre avalanchas en Canadá, llamado Avalanche Canada, quienes nos entregan una imagen general de los problemas que podemos encontrar en pocas palabras:

“En primavera, el peligro de avalanchas puede ser variable y puede pasar de bajo a alto con facilidad durante el día.

Aun cuando ya sea primavera, todavía podríamos recibir una tormenta de tipo invernal con sus correspondientes problemas de placa de tormenta y placa de viento. ¡Y no te olvides de las cornisas! ¡Éstas son una preocupación constante en primavera!

Podemos resumir las condiciones que más probablemente vas a encontrar en estos cuatro escenarios:

  1. Ciclos diarios de fusión-rehielo (‘derretimiento-congelación’): calor en el día, frío en la noche.
  2. Todo derretido, nada congelado: calor intenso sin recongelación durante la noche.
  3. Todo congelado, nada derretido: tiempo frío con poco o nada de derretimiento.
  4. Frío y nevando: cuando llegan las tormentas invernales”
AVALANCHA

Las cornisas son una preocupación constante durante toda la temporada. Foto: M. Reavis.

LA NIEVE HÚMEDA Y LAS AVALANCHAS DE PRIMAVERA

Al hablar sobre avalanchas en primavera nuestra principal preocupación serán las avalanchas de nieve húmeda durante días de temperaturas elevadas o lluvia. En Chile tenemos la existencia de ambos problemas: a mayor altitud, la principal preocupación son los días de alta temperatura y mucho sol, ya que rara vez llueve en altura; y a menor altitud, como en la zona sur y austral, la lluvia es un factor adicional de mucho cuidado.

Para explicar el proceso por el cual se forman las avalanchas de nieve húmeda vamos a citar a Bruce Tremper, autor de Avalanchas, nociones imprescindibles, quien nos ofrece una explicación concisa y en palabras sencillas: “cuando el agua [de nieve derretida o lluvia] percola a través del manto nivoso, disuelve los vínculos entre los cristales, y mientras más saturada de agua está la nieve, más se disuelven los vínculos, y por consecuente disminuye cuantiosamente la resistencia de la nieve”. Y luego agrega: “cuando la nieve se satura por completo, ésta pierde resistencia rápidamente y ya no es capaz de sostener el peso de la nieve que está sobre ella”. Si a esto le agregamos pendiente, el resultado será una masa de agua y nieve abalanzándose ladera abajo; y si a esto le agregamos una persona, podemos tener a alguien que puede desencadenar una avalancha al pasar sobre nieve con bajísima resistencia o también a una desafortunada víctima de un accidente de avalancha.

Avalanchas de nieve húmeda que llegaron a arrastrar tierra en el Valle del Morado, Cajón del Maipo. Justo bajo el depósito, se puede ver el sendero que ocupan los turistas para visitar la laguna del glaciar colgante del Morado. Foto: www.cordillerablanca.cl

Pero no toda la nieve húmeda significa avalanchas. Es aquí donde otro investigador nos da un respiro para salir a la cordillera en primavera. Bruce Jamieson, autor de Seguridad en terreno de avalanchas y ex-presidente de CAA, nos dice: “cuando la nieve húmeda se congela, se convierte en una costra relativamente resistente. Durante los días primaverales, la superficie de esa costra con frecuencia se tempera y se separa en granos de ‘nieve primavera’ que da gusto esquiar”. Sin embargo, luego concluye: “cuando toda la costra se derrite, se vuelve débil y el manto nivoso puede perder estabilidad”, ratificando lo dicho por su tocayo, acerca de la baja resistencia de la nieve saturada de agua.

Como puedes ver, hasta aquí todo va en concordancia con el antiguo dicho de las condiciones de primavera: mientras más cálido -o lluvioso-, más agua va a percolar, menos resistente y menos estable será el manto y, por lo tanto, más peligroso; por el otro lado, mientras más frío, más se congelará, más costra se va formar, más resistente y más estable será el manto y, por consiguiente, menos peligroso.

LLUVIA Y SOL SOBRE LA NIEVE

Estos dos factores meteorológicos son causantes de problemas de avalanchas de primavera. Utilizaremos la explicación de Tremper sobre la mecánica de estos procesos para ilustrar qué es lo que provocan en el manto nivoso:

1. LLUVIA

Comencemos por este elemento: “la lluvia sobre la nieve no siempre provoca avalanchas, esto depende de la nieve preexistente. La nieve compuesta de granos pequeños se empapa de lluvia como una esponja, pierde resistencia rápidamente y provoca avalanchas casi instantáneas. La nieve vieja y de granos grandes, especialmente aquella que ya ha recibido lluvia, es más permeable y el agua tiende a fluir a través de ella en lugar de acumularse, la nieve vieja de fusión-rehielo es especialmente permeable”. En un principio, pueden rodar algunos ‘caracoles’ por la superficie, pero luego, cuando la lluvia comienza a percolar el manto, es precisamente esa agua que se acumula la que provoca las avalanchas, y esta acumulación sucede cuando el agua se topa con una superficie poco permeable, como una costra de hielo, o con una capa que actúa como esponja, como la nieve nueva o las placas de viento. Finalmente, concluye: “las primeras horas de lluvia sobre nieve nueva son las más peligrosas. Al segundo día, lo más probable es que la nieve se haya estabilizado o ya se haya deslizado”.

AVALANCHA

En este cerro expuesto al calor del sol, primero ocurrieron sluffs (o purgas) que cayeron desde lo alto de los farellones y, más tarde, avalanchas de nieve húmeda bajo ellos. En Río de la Plata. Foto: www.cordillerablanca.cl

2. SOL

Sobre el sol, el experto nos explica esta secuencia: “un ciclo típico de avalanchas de primavera generalmente se sucede así: el sol cálido sobre la nieve nueva provoca que caigan los clásicos ‘caracoles’ y sluffs, donde el manto es menos profundo, desde farellones de roca, especialmente desde rocas que se calientan al sol. A medida que el derretimiento continúa, el agua percola hasta que alcanza una capa de hielo impermeable o una capa débil saturada de agua; entonces comienzan a caer avalanchas. Este proceso puede tomar desde varias horas hasta varios días, dependiendo de las condiciones”. Al igual que el caso anterior, el manto logra estabilizarse después de varios días de agua que percola a través de él.

Como podemos ver, en ambos casos el problema es el agua que se acumula en nieve nueva o costras poco permeables; por el contrario, la nieve vieja o por donde ya ha percolado agua es capaz de mantenerse en su lugar, debido a que el agua en lugar de acumularse puede correr libremente por los canales de drenaje que ya se han formado, las capas de hielo se han disuelto y sus granos son más grandes y, por lo tanto, más porosos, según explica Bruce Temper.

Así se vio la superficie del manto nivoso una vez que terminó de llover y se habían formado canales de drenaje, en Río de la Plata, cerca de la Laguna del Maule. Foto: Diego Sáez.

RECOMENDACIONES

El lado positivo de las avalanchas de primavera es que son relativamente fáciles de predecir, en comparación con su contraparte las avalanchas de placa seca, y para evitarlas es principalmente cosa de estar en la cordillera a la hora correcta. En relación a esto, los especialistas de Avalanche Canada nos entregan una recomendación general muy categórica: “reduce tu exposición a terreno de avalanchas durante períodos de radiación solar alta, alzas diurnas de temperatura o lluvia”.

Si lo que quieres es esquiar la excelente nieve primavera (“sopawder”, “helado de piña” o cualquiera de sus otros nombres), tienes que calcular en qué momento del día el calor sólo ha alcanzado a derretir la superficie de la costra de fusión-rehielo típica de esta estación: en promedio, podríamos decir que esto sucede entre las 10:00 am y el mediodía, pero como todo en los temas de la nieve, nada es 100% seguro.

Por lo tanto, tu planificación debe exagerar la regla de oro de: planificar salir muy temprano y volver muy temprano. En el caso del ski randonnée de primavera, esto se traduciría en salir de madrugada (o incluso de noche) para poder comenzar el descenso a las 11:00 am o a la hora en que la costra de la superficie aún no se ha saturado por completo y se ha vuelto “sopa”. Dicho de otro modo, se trata de no exponerse en laderas, especialmente con orientación norte y noroeste, después de la hora en que la nieve ya está saturada de agua. Y en el caso de la lluvia, simplemente evitar los días de lluvia.

AVALANCHA

Aunque sean lentas y predecibles, las avalanchas de primavera pueden llegar a ser muy destructivas, puesto que arrastran un gran volumen y son imparables. Foto: Mike Koppang.

Una vez más, volvamos a uno de nuestros nivólogos investigadores favoritos. Si eres de la escuela de Tremper, entonces te gustará leer los consejos sencillos que nos deja para evaluar algo tan complejo como la estabilidad de la nieve húmeda. En el capítulo seis de su libro ya citado, Staying Alive in Avalanche Terrain, nos dice que normalmente los perfiles y tests no resultan tan útiles en primavera, ya que la estabilidad de la nieve húmeda es transitoria y sufre cambios minuto a minuto (a diferencia de lo que ocurre con la nieve seca, cuyos cambios ocurren día a día). En lugar de perder tiempo en perfiles y tests, indica que la mejor manera de determinar la estabilidad en primavera es:

  • estar muy pendientes de los pronósticos meteorológicosde lluvia o alzas de temperatura
  • buscar y analizar las avalanchas recientes
  • fijarse qué tan profundo nos hundimos en nieve húmeda inestable de acuerdo a esta tabla:

  • poner atención a los signos que nos muestra el manto nivoso, de acuerdo a esta otra tabla:

Otros signos evidentes de alerta por calor son:

  • ver una avalancha de nieve húmeda en directo
  • tener que sacarse varias capas de abrigo y estar con mucho calor en un lapso corto de tiempo, por ejemplo: estar con parka a las 10:00 am y estar sólo con primera capa a las 11:00 am

Si se te presenta cualquiera de estas alertas, lo más sensato es cambiar de planes o al menos reevaluar las condiciones y la exposición de tu ruta.

caracoles

“Caracoles” que caen por una ladera expuesta al Sol del cerro Unión. Foto: www.cordillerablanca.cl

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