El bienestar animal en la industria outdoor: la lana y la pluma
Es vital informarnos sobre el impacto del vestuario y los textiles que utilizamos y apoyar alternativas amigables con el planeta. Esta ecoguía reflexiona sobre las certificaciones en cuanto a la lana y la pluma.
UNA INDUSTRIA CONTAMINANTE
En la actualidad, cuando hablamos sobre medio ambiente y el futuro de nuestro planeta, la industria textil se encuentra en el banquillo de los acusados. Este sector es el responsable de entre el 8% y el 10% de la emisión de gases con efecto invernadero y del 20% de la contaminación industrial del agua. Afortunadamente, a la fecha, existe una serie de iniciativas por parte de asociaciones, marcas y proveedores con alternativas textiles de bajo impacto en los recursos del planeta, donde la industria outdoor no se queda atrás. No obstante, la situación amerita la acción de todos los actores involucrados en el proceso. Como consumidores, la responsabilidad también recae en nosotros, para que apoyemos alternativas amigables con el planeta.
EL BIENESTAR ANIMAL
Por lo general, nuestro amor por la vida al aire libre se extiende también hacia la vida animal. ¿En qué condiciones de bienestar viven los animales que nos proveen de materias como la lana y la pluma?
Existen muchas empresas que atraen las buenas intenciones de las personas con etiquetas como “animal friendly”, “criado humanamente” o “agricultura sustentable”. Sin embargo, estas etiquetas son vagas y poco claras al momento de tratar un tema tan sensible.
Si quieres estar seguro de que tu vestuario y equipo outdoor se preocupa del bienestar animal, te recomendamos buscar productos de lana con la certificación Responsible Wool Standard (RWS) y, para los productos con lana, la certificación Responsible Down Standard (RDS) o Global Traceable Down Standard (TDS). ¡Ya te explicamos!
LA LANA
Es una fibra natural repleta de cualidades que ha tenido un boom en la industria del deporte outdoor durante los últimos años. Primero, la lana es un material muy amigable con el ambiente: es 100% renovable, biodegradable y requiere de menos lavados que otras prendas. Además, repele los olores en forma natural, es un excelente regulador de temperatura, manteniéndote seco y abrigado.
La lana utilizada en la industria del deporte proviene principalmente de Australia (país productor del 80% de la lana merino), China y Nueva Zelanda
¿CÓMO PODEMOS CALCULAR LA HUELLA AMBIENTAL DE LA LANA?
¡No es una tarea fácil! Pues el cálculo debe contemplar el análisis de todo el ciclo de vida que se inicia en las granjas. En primer lugar, existe una gran variedad de razas de ovejas y no todas suministran las mismas cantidades de lana. Las condiciones de reproducción varían según los países y las explotaciones. Además, se debe contabilizar el rol de co-productos como la carne o la leche en el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero (metano), el consumo de forraje, fertilizantes, etc. En Australia, la fundación Australian Wool Innovation (AWI) trabaja principalmente en el manejo del suelo y productividad del rebaño para reducir las emisiones por kg de lana. El ciclo de vida también incluye las etapas de producción de la fibra, del tejido y de la confección, donde se estudian los diferentes impactos ambientales. Finalmente, es vital considerar que la lana, debido a su resistencia, tiene una larga vida. Se lava con menos frecuencia que otras fibras, es completamente biodegradable y es uno de los pocos materiales en el mundo con un canal de reciclaje.
¿QUÉ PASA CON EL BIENESTAR ANIMAL?
Además de las condiciones de cría, el problema más frecuentemente planteado por las ONGs es el “mulesing”. El “mulesing” es una práctica que consiste en cortar (sin anestesia) grandes porciones de piel en la zona que rodea al ano, para eliminar pliegues donde se acumulan restos de heces y que pueden provocar infecciones por larvas de un tipo de mosca. Esta mutilación se practica principalmente en Australia, donde la población de esta mosca es muy elevada.
Responsible Wool Standard (RWS):
Es una herramienta desarrollada por Textile Exchange que certifica que las granjas adoptan las mejores prácticas de gestión y protección del ambiente y que las ovejas son tratadas de manera responsable y respetando sus necesidades fundamentales, de acuerdo con los 5 principios de libertad animal:
- Libres de hambre y sed
- Libres de incomodidad
- Libres de dolor, heridas o lesiones
- Libres de expresar su comportamiento natural
- Libres de estrés y miedo
RWS penaliza específicamente la práctica del “mulesing” y asegura una cadena de responsabilidad desde la cría hasta el producto terminado. Existen granjas certificadas en Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Argentina, Uruguay y Estados Unidos.
LA PLUMA
Es indudable que no hay nada más calentito que la pluma: durante décadas ha sido altamente apreciada en la industria outdoor por su calor, ligereza y poder de aislación. La pluma es, entre todos los materiales para el vestuario, la que te entrega una mejor relación peso-calor.
Respecto a la cadena de suministro de la pluma, es importante notar que se trata de un derivado de la industria de alimentos, ya sea en granjas industriales, ya sea de pequeños agricultores. Posteriormente, la pluma es tratada y separada de acuerdo con su tipo y calidad (“fill power”) y vendida a diferentes fabricantes de productos de pluma.
El 90% de las plumas utilizadas globalmente proviene de Asia, donde comer patos y gansos es bastante popular. Allí, el mercado económico de la pluma representa solo un 10% del valor del animal.
En términos ambientales, la pluma es -al igual que la lana- un producto muy amigable para con el medio ambiente: la pluma es renovable, biodegradable y en invierno te ayudará a mantener la calefacción más baja (ahorro de energía). Además, cuando la pluma es cuidada correctamente, puede mantener sus propiedades térmicas por toda una vida o al menos entre 10 a 20 años.
Sin embargo, y como ya es posible que lo hayas leído o visto en videos de malos tratos a patos o gansos, plantea de manera inminente la cuestión del bienestar animal. Por esta razón, es esencial la trazabilidad de este tipo de materias primas y saber bien sobre las certificaciones relacionadas.
Responsible Down Standard (RDS)
La etiqueta RDS certifica que las plumas en tu saco de dormir o parka de plumas vinieron de patos o gansos bien tratados. Es un estándar global, independiente y voluntario, gestionado por Textile Exchange y que, al igual que en el caso de la lana, asegura los 5 principios de libertad animal y, además, garantiza los siguientes puntos clave:
- Prohibición del desplume de animales vivos
- No alimentación forzada
- Respeto por el animal desde la crianza hasta el sacrificio
- Cada paso en la cadena de producción es auditado por un profesional
A modo de dato, en 2019, más de 3.600 granjas industriales recibieron la certificación RDS, albergando a más de 550 millones de aves y más de 90 marcas adheridas a este estándar.
Global Traceable Down Standard (TDS)
El etiquetado TDS es bastante similar al anterior. En forma adicional audita a las granjas de donde provienen los animales utilizados en las plumas y a las granjas orientadas a la producción de huevos. Esto, además de algunos requerimientos adicionales, hace que la certificación TDS sea un poco más estricta que la anterior. La intención es unir ambas etiquetas para entregar un estándar único y homogéneo.
ES TU RESPONSABILIDAD
Como consumidores de productos de origen animal, es esencial informarnos sobre las materias primas antes de su compra: pregunta sobre su origen o si el producto tiene una certificación de bienestar animal como las mencionadas en este artículo. En forma adicional, es muy importante que cuides de tu ropa y equipo: entrega a estos productos un cuidado adecuado a lo largo de su uso. Con esto podrás disfrutar por mucho más tiempo de ellos y de sus innumerables beneficios, ayudando no solo a tu economía, sino también al medio ambiente.
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