Cómo disfrutar de una salida a la naturaleza con adolescentes

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Como disfrutar de una salida a la naturaleza con adolescentes

Consejos para papás principiantes.

Efectivamente es un tema. Un día esa pequeña que sale feliz de picnic se cruzará de brazos y dirá que “no”. Que no quiere ir. Porque su trabajo es justamente ese, buscar su espacio en el mundo. ¿La dejamos en la casa? ¡De ninguna manera! (¿O tal vez sí?). Como mamá primeriza de un quinceañero, Ignacia Rojas se asesoró con expertos y cree haber encontrado una fórmula para resolver el desafío.

UNA ACTITUD DE TRATO DIFÍCIL…

Que nació en la familia equivocada – es el lamento de mi hijo quinceañero. Que sus papás son unos “malditos hippies” porque lo hacemos madrugar un fin de semana para subir un cerro o conocer un rincón de Chile. Celular en mano como arma contra nuestro espíritu entusiasta intenta convencernos de cancelar los planes. O de dejarlo en la casa solo porque ya se puede cuidar solo.

Es el mayor, lo que nos vuelve unos principiantes. No hay plan. Cada salida es una estrategia nueva. Eterna improvisación. A veces resulta, otras no. Lo más complejo es que, como buen adolescente, a veces sí quiere ir. Una caja de sorpresas.

La adolescencia es una etapa de exploración en un cierto sentido: la persona va descubriendo hasta dónde es capaz de llegar, cuáles son sus alcances y límites, y esto pone a prueba también a los padres.

¿Y para qué tanto rollo? Podríamos pensar: “si no quiere ir, que se quede y sea feliz…”. Pero no, para mí no. Es que cuando todo funciona y logramos pasarlo bien, conectamos como familia y con la naturaleza y entonces nos transformamos en una tribu invencible. Esa energía es el motor que nos mantiene unidos. Y ver a un adolescente brillando, sintiéndose dueño del territorio en medio de la nada, es una escena queda grabada para siempre. Un lujo escaso, pero valioso.

De hecho, propuse a mi editora este artículo justamente por eso. Para animarme a investigar y armar una buena estrategia. Elegí dos miradas complementarias y salí a preguntar a dos expertos: Magdalena Mozó, una psicóloga práctica y concreta y Mauricio Canales, un profesor de educación física adorado por sus alumnos. Sus respuestas me ayudaron a formular los siguientes tips:

trekking

Que el adolescente busque su espacio de soledad no es malo. Nos ha costado asumirlo, pero en salidas largas el adolescente busca espacios de privacidad y está bien que los tenga. Foto: Ignacia Rojas.

1. PLANIFICAR

Se trata de trabajar la previa a conciencia al organizar. ¿Es una salida súper familiar, para pasar tiempo juntos y afirmar nuestra identidad como grupo? ¿O tal vez esta vez puede ser una salida más relajada, para interactuar con otros? No todas las salidas familiares tendrán el mismo objetivo. Plantearlo explícitamente y organizar de acuerdo a eso. Si buscas conectar con el adolescente, el foco está en interesarse en su mundo, sus intereses, su opinión. Evitar la improvisación y hacer un acuerdo es clave para evitar conflictos.

2. INVOLUCRARLOS

La adolescencia es una edad de autoconocimiento, por lo que las opciones propias son importantes. Hacerlos elegir entre alguna opción, hacer turnos para elegir paseos, proponer ideas, incluso elegir el picnic puede hacer una diferencia.

No aparecer en redes sociales de los padres como “la familia feliz” es una condición fija de nuestro retoño. Foto: Ignacia Rojas.

3. INCLUIR A LOS AMIGOS

Porque se valoran en ellos. No tiene que ser siempre, pero intentar sumar a un amigo de vez en cuando va a ayudar a mejorar la experiencia y es también interesarse por su mundo.

Invitar a los amigos – permitirle esto al adolescente le dará la señal de que el adulto se interesa por él y su mundo.

4. MOTIVAR

“Me cansé, no puedo caminar más” dicho a pasos del estacionamiento es una señal de alerta. La mejor opción es motivar, aferrarse al “éste fue el plan que habíamos hablado, acordamos esto”, y entusiasmar con una sonrisa apostando a que la recompensa de la meta dejará una marca en su corazón.

También es cierto que invitarlos a hacer alguna actividad “más cool” (descenso en bicicleta, surf, canopy, escalada, etc.) puede volver mucho más atractiva la salida.

5. ADAPTARSE

Flexibilizar sin cambiar de planes radicalmente para no confundir. Es un equilibrio delicado pero clave: no vamos a pasar todas las vacaciones de nuestras vidas en las montañas, podemos ir de vez en cuando a la playa. Y, sí, dijimos que llegaríamos a la cumbre, pero si llueve y faltan ánimos es válido reformular entre todos. ¿Qué se quede el joven en la casa? Si se habla antes, se llega a un acuerdo; se arma un plan y no debiera ser tan malo.

La excepción para compartir en RRSS es que el joven aparezca como mega taquilla. Y sin su familia alrededor. Foto: Ignacia Rojas.

6. TECNOLOGÍA

¿Y el teléfono? Da para un artículo completo, pero podríamos decir esto por ahora: el celular es una manera de conectar con sus pares. Juegan el mismo juego, ven los mismos videos y después lo comentan, o directamente se comunican a través de redes sociales. El problema es que la “cultura del teléfono” de grandes y chicos nos limita en la conexión entre personas. Entonces, regla general para todos: el teléfono se lleva, pero se usa con flexibilidad y moderación, tratando de que no distraiga de las relaciones interpersonales reales-presenciales.

La adolescencia que tuvimos nosotros, los padres, es distinta a la que están viviendo ellos ahora en el siglo XXI. No es posible aplicar, por tanto, las mismas reglas de antes al día de hoy.

¿Funcionarán estos consejos? Veremos. Propongo probarlos masivamente e intercambiar experiencias después. ¡Que la fuerza nos acompañe!


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