¿Cómo aclimatarse para grandes altitudes?
La clave para el éxito de una expedición a grandes altitudes radicará en la debida aclimatación.
Al exponernos altitudes superiores a 3.500 m se producirá un descenso de la presión parcial de oxígeno en nuestro cuerpo, el que lo llevará a utilizar mecanismos compensatorios para mantener su funcionamiento normal. Así, un correcto proceso “de aclimatación” no sólo evitará los problemas asociados a la adaptación al nuevo ambiente a cotas altas, sino que será la clave para un buen rendimiento.
LA ACOMODACIÓN
El primer signo de «acomodación» que se manifestará en nuestro cuerpo una vez que nos expongamos a grandes altitudes será el aumento de la frecuencia respiratoria y cardiaca. Se acelerarán nuestros latidos y las respiraciones se volverán más profundas. Esta etapa corresponde a la rápida respuesta del organismo a la hipoxia (es decir, al estado de deficiencia de oxígeno en la sangre y nuestros tejidos). El proceso de acomodación tiene una duración variable en cada individuo, por lo que es importante tomar con calma los primeros días de expedición, hidratarse bien y evitar el ejercicio intenso.
LA ACLIMATACIÓN
Lo que se conoce como “aclimatación” es la etapa siguiente a la de “acomodación” y su inicio se reconoce principalmente por la estabilización de la frecuencia respiratoria y cardiaca. El proceso de aclimatación puede llegar a durar semanas; es específico para las altitudes que se trabajan y se puede resumir diciendo que se trata del aumento de glóbulos rojos en nuestra sangre (aunque también existen otros cambios fisiológicos), con el fin de optimizar el transporte de oxígeno hacia las células.
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e esta forma, la primera parte de nuestra expedición se enfocará en trabajar las etapas de acomodación y aclimatación con el fin de evitar los problemas asociados al descenso de la presión parcial de oxígeno por la disminución de la presión atmosférica (es decir, la «hipoxia hipobárica»). En otras palabras, se trata de prevenir males como la cefalea de elevada altitud (CEA); el mal agudo de montaña (MAM); el edema agudo pulmonar por altura (EAPA – HAPE, en inglés); y el edema agudo cerebral por altura (EACA – HACE, en inglés).
Es importante tener presente que un gran porcentaje de las personas que se expongan a grandes altitudes tendrá problemas como el CEA y el MAM. Esto, por lo tanto, lo consideraremos como algo relativamente «normal» y, dentro de todo, «esperable» durante una expedición que se eleve por encima de los 3.500 m. Pero lo importante es advertir estas señales y aplicar los debidos cuidados de forma que podamos disminuir sus síntomas con el transcurso de los días y así evitar sus complicaciones (EAPA y EACA), las que, en caso de presentarse, se deben considerar como de riesgo vital y requerirán de una respuesta inmediata.
Gran parte del éxito de nuestra expedición dependerá de nuestro trabajo para acomodarnos y aclimatarnos a 4.000, 5.000 y 6.000 m de altitud. Este puede ser apoyado por el entrenamiento antes de la expedición: físico, aeróbico y de exposición a alturas mayores a las que normalmente habitamos: de ser posible, antes de una expedición se recomienda realizar caminatas o ascensos a montañas de 3.000, 3.500 y/o 4.000 m, procurando siempre dormir a una altitud menor a la que hemos realizado durante el día de la actividad y siempre de manera gradual. Es decir -y a modo de ejemplo-, intentar hoy una cumbre de 3.000 m y dormir a 2.000 m; el día siguiente o subsiguiente, subir a un paso de 3.500 m o más y bajar a dormir a una cota menor, y así sucesivamente. Esto nos permitirá no sólo exponer nuestro organismo a un medio distinto al que está acostumbrado, sino que, además, posibilitará el hecho de reconocer cómo el mismo responde a este cambio (si nos duele la cabeza, si sentimos náuseas, etc.), lo que nos permitirá prevenir males y fortalecer nuestro proceso de aclimatación.
¿CUÁNTO DURA LA ACLIMATACIÓN?
Es importante considerar que la aclimatación se mantiene por alrededor de 10 días. Así, si estamos aclimatados a una altitud de 3.500 m y bajamos 10 días al nivel del mar, nuestro cuerpo perderá el proceso realizado, por lo que deberemos volver a realizar el proceso desde cero… Sin embargo, existe algo que se llamado “memoria de aclimatación”, la que permite que el cuerpo sepa a lo que se está exponiendo y su respuesta compensatoria será, por ende, más controlada.
RESUMEN DE TIPS:
- Hidrátate constantemente (más de 3 litros diarios).
- Para expediciones cortas, no comas alimentos pesados y evita las grasas. Opta por una dieta basada en hidratos de carbono.
- Planifica tu expedición; sube a grandes alturas de manera gradual y avanza lento.
- Acampa algo más bajo que la altitud alcanzada durante la actividad de día.
- Respeta tu ritmo personal y el de tu cordada.
ADEMÁS, CONSIDERA:
No es recomendable que mujeres embarazadas, bebés y niños, personas con problemas al corazón o insuficiencia respiratoria u otras indicaciones se expongan a grandes altitudes.
Infórmate acerca de los síntomas de los males asociados a la altitud y conoce los riesgos involucrados. Capacítate tomando un curso de primeros auxilios en zonas remotas y siempre lleva contigo un botiquín adaptado al destino al que irás (en caso de ir a grandes alturas, debes considerar los fármacos pertinentes).
Para saber cómo vestirte y equiparte para una expedición a grandes altitudes, revisa nuestro checklist aquí.
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Foto de portada: Francisca Sofía Hernández Busse.
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