Viajar en bici: ¿alforjas o bikepacking?
Decidiste viajar en bicicleta. Pero, ¿te preguntaste cómo vas a llevar el equipo? ¿Resolviste si viajar con alforjas o en modalidad bikepacking? ¿Conoces las diferencias entre una y otra configuración? ¿Sabes las ventajas y desventajas de cada una? Exploremos ambas formas para tener un panorama completo.
CON ALFORJAS
Esta modalidad es, probablemente, la más conocida. Las alforjas vendrían a ser a la bici lo que es la mochila al mochilero. La diferencia, en este caso, es que no es la persona quien las carga, sino la bicicleta: basta con anexarle una o dos parrillas para, allí, colocarle las alforjas. A esto se le suele sumar un bolso de manillar para tener a mano algo de comida, la cámara de fotos, el celular o una pequeña libreta para anotaciones, y, de ser necesario, un bolso estanco para guardar, por ejemplo, la carpa.
Las alforjas vienen en diferentes capacidades, indicado en litros por par de alforjas, y pueden ser o no impermeables. De ser este último caso, es imperativo llevar un cobertor: nadie quiere acampar luego de un día de lluvia y no tener nada seco.
¿Cuál es el tipo de bicicleta usada en esta modalidad? Montain bike o gravel. Esta última es todavía una novedad en Sudamérica, ya que recién en los últimos años apareció en el mercado. Tiene una clara ventaja respecto a las montain bike: al ser un híbrido entre una MTB y una rutera, se adapta al ripio y al asfalto, por lo cual es versátil, también, para ser usada en ciudad y en viajes.
Respecto a las características de un viaje en bici con alforjas, esta modalidad es muy extendida entre quienes realizan su primer viaje o quienes hacen recorridos largos, de muchos meses o años, ya que, en el primer caso, requiere menos equipo técnico y, en el segundo, la gran capacidad de carga permite llevar lo necesario para afrontar, por ejemplo, diferentes climas en una vuelta al mundo.
BIKEPACKING
Esta modalidad, que todavía se ve poco en Sudamérica, es la solución para quienes quieren viajar en bicicleta por caminos difíciles, como ser terrenos montañosos, senderos entre bosque, barro o arena. ¿La razón? Se dejan de lado las alforjas y los portaequipajes para usar la misma anatomía de la bicicleta. Los bolsos, entonces, copian o se convierten en una extensión de ella, logrando así menor peso, mejor distribución y mayor maniobrabilidad.
Los bolsos que se usan para configurar la bicicleta de esta forma son los siguientes:
- Un bolso de manillar (frontbag o handlebar) que va sujeto a él y queda por delante. Ahí, por ejemplo, se guarda el saco de dormir, el set de ollas, la cocinilla y el kit de primeros auxilios. El aislante, si es de poro abierto, puede ir sujeto ahí mismo, por fuera.
- Un bolso de asiento (seatbag), en el que se suele colocar la carpa.
- Un bolso para el marco (framebag) que ocupa el triángulo del cuadro, el más complejo de conseguir porque en general debe hacerse a medida para que calce perfecto en la geometría de la bicicleta que se va a usar. Aquí puede ponerse la comida.
- Otros bolsos más pequeños como portaalimentos (tankbags) para la ración de marcha y/o para llevar herramientas y repuestos, un par de portabotellas para manillar u horquillas (porque ya no podemos anexar el portacaramañolas al interior del marco) y, lo que a veces es necesario en esta modalidad, una pequeña mochila de 25 litros para llevar ropa de recambio y/o de descanso y la electrónica, como ser celular y cámara de fotos.
Algo importante a tener en cuenta en esta modalidad, es que al reducir drásticamente el espacio para llevar el equipo, el mismo debe ser pequeño y liviano. Por ende, vamos a requerir, por ejemplo, una bolsa de dormir técnica, al igual que la ropa, lo cual hace que la inversión inicial para esta modalidad sea un poco más cara. Por este motivo, el bikepacking es, en general, una opción para quienes ya tienen experiencia viajando con alforjas y quieren dar un paso más allá.
La bicicleta que se usa para esta modalidad es la montain bike, aunque hay quienes utilizan fatbikes o incluso gravel. Cada tipo de bicicleta nos va a permitir o facilitar ciertas rutas: caminos más difíciles, arenosos por ejemplo, con una fatbike, o rutas más tranquilas llevando muy poco peso, como en el caso de una gravel.
¿Cuáles son las ventajas de esta modalidad? Sin dudas, viajar liviano, moverse con agilidad por terrenos difíciles y la posibilidad de hacer rutas que requieran caminar en ciertos tramos o cruzar ríos con la bici a cuestas, por ejemplo. A su vez, esta configuración suele ser elegida para viajes cortos, de una o dos semanas.
Entre medio de estas modalidades hay intermedios: se puede viajar en formato bikepacking pero decidir reemplazar la mochila en la espalda por pequeñas alforjas traseras, o combinar alforjas traseras y un bolso estanco con un bolso de manillar estilo bikepacking. La configuración de la bicicleta debe adaptarse a nuestras necesidades, gustos y posibilidades. El viaje, de todas formas, nos va a dar lo que tenga que darnos.
Comentarios