Los 10 mejores montañistas de todos los tiempos

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4.4 de 5 estrellas (25 valoraciones)
ranking mejores montanistas de la historia

Muchos son los que han destacado por sus proezas, por abrir nuevos caminos a la humanidad, por impulsar estilos y hacer escuela. ¡Conócelos!

INTRODUCCIÓN

Desde luego, la lista que viene a continuación es arbitraria. Cuando los puestos se reducen a sólo 10 personas, es claro que muchos de los grandes tendrán que quedar fuera, no necesariamente por falta de mérito, sino por falta de espacio. Por eso, estimado lector, si usted considera que hemos dejado a alguno fuera, ¡no se enoje! Estamos conscientes del problema.

Sin embargo, también queremos mostrar nuestros criterios a la hora de seleccionar a estas personalidades y no a otras. A continuación, leerás una lista de montañistas que destacaron especialmente por lo siguiente: 1) por los avances que significaron sus hazañas en términos de exploración y expansión del conocimiento humano, rompiendo paradigmas; 2) por el rendimiento deportivo involucrado (dificultad técnica y cantidad de las ascensiones); 3) por el estilo empleado (es decir, la forma de encarar el desafío); 4) por su trayectoriael grado de compromiso y dedicación; y 5) por su legado, porque hicieron escuela y tuvieron seguidores.

El primer ascenso a «la montaña asesina», el Nanga Parbat, fue realizado pocos días después de que la cordada Hillary-Tenzing alcanzara la cima del Everest, en 1953. Y lo hizo Hermann Buhl es un estilo alpino impecable y en solitario.

LOS TOP 10

1. Reinhold Messner (Tirol, 1944)

Hay quienes sostienen que Messner no es humano. Esto, por el increíble currículum deportivo y sus capacidades sorprendentes para emprender nuevas aventuras y soportar las condiciones más adversas. No sólo fue el primero en coronar las 14 cimas más altas del mundo, sino también el primero en alcanzar las 7 cumbres más altas del planeta, el primero en subir a la cima del Everest sin oxígeno complementario (con Haberle, en 1978) y luego, el primero en hollar esa misma cima en solitario y sin oxígeno, parcialmente por una nueva vía (1980). Ha tenido, sin duda, una vida de grandes emociones. Es necesario recordar también que en 1970, en una polémica expedición al Nanga Parbat (8.125 m), su propio hermano perdió la vida en la vertiente Diamir.

Pero también fue un explorador en todo el sentido de la palabra: cumplió el sueño de Shackleton de cruzar la Antártida por sus propios medios (entre 1989 y 1990 junto a Arved Fuchs), recorriendo unos 2.800 km. Y también cruzó Groenlandia y el desierto de Gobi, entre muchas otras exploraciones.

Además, Messner destaca por su carácter fuerte y opinión formada. Se trata, en añadidura, de una figura con peso intelectual: inauguró una serie de museos sobre temas alpinos y ha escrito montones de libros y ha dado entrevistas y conferencias sobre el sentido de la exploración, el cuidado del medio ambiente y ha deslizado críticas a la situación del montañismo actual. Y, quizás, lo más sorprendente de todo sea que… ¡sigue vivo!

Además de figurar con una trayectoria increíble, Reinhold Messner ha dejado un gran legado: es autor de más de 60 libros y artículos y ha sido el impulsor de una cadena de museos conocidos como los MMM (Messner Mountain Museum).

2. Jerzy Kukuczka (Polonia, 1948 – 1989)

Kukuczka protagonizó junto a Reinhold Messner la carrera por quién alcanzaba primero las cimas de los 14 ochomiles en Himalaya. Y aunque Kukuczka salió segundo, destacó por el nivel de sus ascensiones y el estilo empleado: nunca buscó el camino más fácil, sino que o bien abrió una nueva ruta o bien intentó llegar a la cima en invierno. De hecho, 4 de esos ochomiles los hizo en las condiciones más duras y frías y sin oxígeno embotellado. Además, alcanzó esas 14 cumbres en menos de 8 años (Messner tardó 16 años.). Pero además de escalar en el Himalaya, fue a los Tatras, a los Alpes y los Dolomitas, cultivando el estilo alpino.

Su resistencia física y fortaleza mental era sorprendente. También hay que considerar que el ambiente en el que se desenvolvió (una Polonia comunista y pobre) no era el más favorable, por lo que su lucha personal es aún más destacable.

Falleció en la pared sur del Lhotse a 8.200 m cuando la cuerda que había comprado en el mercado de Katmandú, capital de Nepal, se cortó. Su muerte impactó de manera muy profunda al mundo montañero, especialmente a sus compatriotas polacos (Wanda Rutkiewick, Krzysztof Wielecki, etc.).

Cuando el montañista polaco alcanzó la última cumbre de la lista de los 14 ochomiles, Messner le escribió: «no eres el segundo. Eres grande». La vida de Kukuczka está narrada de manera autobiográfica en un libro editado por Desnivel en lengua española.

 3. Walter Bonatti (Italia, 1930 – 2011)

Bonatti fue el referente de todas las generaciones de alpinistas y escaladores de la segunda mitad del siglo XX en adelante. Esto, no sólo por sus numerosas primeras ascensiones en los Alpes, Himalaya y Los Andes (Patagonia y Perú), sino también por su estilo: ligero y auto-suficiente.

En 1952 participó en la expedición italiana al K2 que logró coronar su cumbre por primera vez en la historia. Allí, Bonatti tuvo que pasar una terrorífica noche a la intemperie y a 8.100 m de altitud junto a un porteador de altura pakistaní. Como no consumió oxígeno complementario, a pesar de la gran cantidad de horas expuesto esa altura, su hazaña confirmó que el ser humano era capaz de alcanzar la cima sin oxígeno artificial, algo que hasta entonces se creía imposible.

Volvió al Himalaya en 1978 con Carlos Mauri, con quien consiguió alcanzar la cima del Gasherbrum IV (7.925 m). Este ascenso no ha sido repetido aún.

Bonatti también destacó por su arrojo (por ejemplo, se atrevió a escalar las Grandes Jorasses en invierno) y por sus ascensos en solitario al pilar suroeste de la Aiguille du Dru, a otras vías en el Mont Blanc y, por supuesto, porque consiguió el primer ascenso solitario y en invierno del Cervino (Matterhorn) por su cara norte.

Repleto de reflexiones sobre el sentido del alpinismo y la relación entre el ser humano y su entorno, Bonatti también fue un prolífico autor de libros y artículos para la revista Época. Allí contaba acerca de sus exploraciones por América, África y Asia en un tiempo en el que viajar no estaba al alcance de la mano.

Tal era el aprecio y la admiración que sentía Messner por Bonatti, especialmente en lo que refiere a su filosofía de vida y forma de encarar los desafíos montañeros, que escribió un libro en su honor llamado «Mi hermano en el alma», editado por Desnivel.

4. Erhard Loretan (Suiza, 1959 – 2011)

Loretan fue la tercera persona en alcanzar los 14 ochomiles, partiendo en 1982 con el Nanga Parbat y terminando en 1995 con el Kanchenjunga cuando tenía 36 años. Los hizo todos sin oxígeno complementario y, de hecho, fue muy crítico de su uso.

Loretan también destacó por su estilo purista, ligero y veloz. En 1986, junto a su cordada, subió a la cima del Everest por la cara norte en apenas 31 horas, marcando así el nuevo rumbo del montañismo, uno que incluyera el factor «en el menor tiempo posible». De hecho, parecía imparable: hacia 1996, ya había subido 22 veces por sobre los 8.000 m de altitud.

En 2001, su hijo de 7 meses murió por el síndrome del niño sacudido, algo acerca de lo cual no se tenía muchos conocimientos hasta entonces. Loretan fue condenado a homicidio por negligencia. En ese momento, reveló valientemente su nombre a la prensa para que otros padres pudieran enterarse acerca de su caso y para que pudieran evitar una tragedia similar. Ese dolor lo acompañó hasta el fin de sus días.

Falleció en 2011 producto de una caída mientras escalaba guiando a su compañera en los Alpes suizos, con apenas 52 años.

Loretan murió en un accidente que se produjo a unos 3.800 m, el mismo día de su cumpleaños número 52. Su compañera, en tanto, sobrevivió a la caída. Foto: Swissinfo.ch

5. Hermann Buhl (Austria, 1924 – 1957)

Buhl desapareció intentando el primer ascenso del Chogolisa (7.665 m). Para entonces, ya era legendario: pocas semanas antes había logrado el primer ascenso del Broad Peak junto a Kurt Diemberger y Markus Smuck y, cuatro años antes, había alcanzado la cumbre del peligroso Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo. Esto último, desafiando los órdenes del Dr. Herrligkoffer, el jefe de la expedición, lo catapultó al estrellato, ya que logró el primer ascenso sin oxígeno embotellado y en solitario. Hasta entonces, el Nanga Parbat ya había cobrado más de 26 muertos, si incluimos también a Mummery entre ellos.

En la cima dejó su piolet a modo de prueba, lo que le significó también una serie de dificultades al momento del descenso, por no contar con esta herramienta imprescindible para el peligroso descenso. Para mayor remate, perdió un crampón, se le hizo de noche y tuvo que vivaquear a gran altura. 48 horas después de haber partido, volvió extenuado al campamento base.

Así, Buhl fue un pionero del estilo alpino en el Himalaya y destacó por su voluntad y afán de superación, inspirando a muchos otros.

En un relato autobiográfico, Buhl narra sus comienzos y también los momentos álgidos de su carrera: el ascenso en solitario al Nanga Parbat y también el primer ascenso al Broad Peak. A pesar de su arrojo y de convertirse en el referente de toda una generación, fue siempre un hombre sencillo y modesto.

6. Edward Whymper (Inglaterra, 1840 – 1911)

Nos remontamos más atrás en el tiempo para recordar a uno de los grandes montañistas que expandieron los horizontes de la humanidad. Whymper realizó montones de expediciones a los Alpes, anotándose varios primeros ascensos. En su séptimo intento logró alcanzar por primera vez la cima del emblemático Cervino (Matterhorn). Hoy su ruta es, de hecho, considerada la «normal». Eso fue en 1865, en medio de una rivalidad con un equipo italiano que también buscaba el primer ascenso. Tristemente, este acontecimiento terminó en una tragedia, ya que la conquista del Cervino cobró 4 víctimas (es decir, la mitad del equipo con la que iba Whymper se despeñó hacia el vacío).

Pero Whymper no se detuvo. En 1880 alcanzó la cumbre del Chimborazo (6.268 m) en Ecuador junto a otras dos personas. En esta época se creía que la zona somital de este volcán era punto más alto del planeta. Bueno, en cierta forma lo es y lo sigue siendo: la cumbre del Chimborazo es la más alejada del centro de la Tierra (le gana al Everest por unos 2 km). El Everest es, entonces, la montaña más alta sobre el nivel del mar, pero el Chimborazo lo es respecto al centro de la Tierra.

7. Albert Frederick Mummery (Inglaterra, 1855 – 1895)

Pero aún más atrás en el tiempo hallamos a Mummery. Este hombre, injustamente menos conocido que los otros montañistas que aparecen en esta lista, fue un visionario. Primero, porque siempre defendió el estilo alpino auto-suficiente y lo más ligero posible en una época en la que, en general, la gente sólo ansiaba llegar a la cima a toda costa (incluso usando medios poco éticos). Para Mummery, era más importante el camino que la cima en sí misma. Segundo, porque siempre intentó trazar nuevas líneas sobre el mapa, empujando así la dimensión «exploratoria» del alpinismo: no se trata de repetir, sino de innovar; no se trata de buscar el camino más fácil y directo hacia la cumbre, sino justamente de sortear los mayores obstáculos y peligros.

En esta línea hizo varios primeros ascensos en los Alpes y el Cáucaso. Por ejemplo, subió 6 veces el Cervino por 6 rutas diferentes, tratando de explorar todas las opciones, todas las posibilidades. Además, a Mummery fue la primera persona a la que se le ocurrió subir un ochomilFalleció, precisamente, intentando el Nanga Parbat, luego de haber alcanzado probablemente el récord de altura de la época.

La invención del estilo alpino y su arrojo no tuvo herederos inmediatos, pero sí un reconocimiento posterior. Buhl, por ejemplo, lo nombró uno «de los más grandes alpinistas de todos los tiempos» y su forma de encarar el desafío fue seguida por personas como Bonatti, Messner y muchos otros.

Mummery también escribió un libro autobiográfico que habla acerca de sus aventuras y reflexiones en torno al estilo del alpinismo por el que él abogaba. Él fijó así la importancia del rendimiento deportivo limpio y el «fair play», propio de su estilo inglés.

8. Wanda Rutkiewicz (Polonia, 1943 – 1992)

Entre tanto hombre ya era hora de nombrar a una mujer. Y escogimos a Wanda por lo que ella hizo y también por lo que significó. Luego de escalar mucho en Europa, fue la primera mujer europea en alcanzar la cumbre del Everest (justo el día en que su compatriota Karol Wojtyla fue elegido Papa en 1978). También subió el Nanga Parbat en 1985 y un año después fue la primera mujer en subir y bajar viva desde la cumbre del K2. Ese año (1986) ocurrió la gran tragedia que Kurt Diemberger narra en su libro K2. El nudo infinito, pues en esa temporada fallecieron 13 montañistasWanda fue una superviviente.

Obsesiva, también subió a la cima principal del Shishapangma, al Gasherbrum I y al II, al Cho Oyu (en solitario) y al Annapurna por su cara sur (en solitario). Desapareció misteriosamente en su intento al Kanchenjunga junto a Carlos Carsolio en 1992. Su muerte fue un golpe muy duro para la comunidad de alpinistas y, especialmente, para los polacos.

Wanda destacó en una época en la que eran pocas las mujeres que encaraban estos desafíos y más aún en un país donde no había libertad, como lo era la Polonia comunista de su origen.

9. Jim Bridwell (Estados Unidos, 1944 – 2018)

Lo cierto es que Bridwell es más conocido por sus escaladas que por sus ascensos en montaña, pero lo hemos querido destacar de todas formas porque cumple con todos los criterios enunciados más encima. Especialmente, porque marcó a generaciones enteras, inspiró a cientos de deportistas y ha sido, seguramente, el montañista más influyente de Norteamérica.

Su edad de oro se remonta a 1960-1970, cuando escalaba en Yosemite y abría una ruta tras otra. En 1975, en un solo día, logró el ascenso de «The Nose» en El Capitán, empujando así la escalada de velocidad hacia nuevas esferas. Esto catapultó a «The Bird», como solían apodarlo, a la fama.

Cuatro años más tarde, en 1979, logró el segundo ascenso al cerro Torre (3.133 m) en Patagonia, considerada la aguja más difícil del mundo. Su esfuerzo de 3 días incluyó el hongo de hielo. Y lo hizo, justamente, por la «Vía del Compresor», ruta que Cesar Maestri había considerado imposible de realizar sin medios artificiales. Y ya antes, Walter Bonatti y Lionel Terray habían fallado allí mismo, pensando lo mismo.

Pero Bridwell también fue a Alaska, los Alpes e Himalaya. Aquí fue donde realizó, por ejemplo, el primer ascenso invernal al Pumori (7.161 m) por la cara este.

The Bird era valiente y osado, a tal punto que decía: «mis vacaciones son tu peor pesadilla».

10. Edurne Pasaban (País Vasco, 1973) y Gerlinde Kaltenbrunner (Austria, 1970)

Nombramos aquí a dos destacadas mujeres que siguen activas aún hoy.

Pasaban, luego de escalar mucho en Los Alpes y Los Andes, se volvió internacionalmente muy famosa tras convertirse en la primera mujer en completar la lista de los ochomiles en mayo de 2010. Se tardó 9 años en hacerlo, aunque con uso de oxígeno embotellado. Luego de eso, bajó la velocidad porque manifestó su intención de formar familia y ser madre, algo que veía imposible de realizar si seguía en la esfera del alto rendimiento. Sin embargo, en años recientes ha retomado la actividad y se ha enfocado más que nada a enseñar, a inspirar y a repartir ayuda humanitaria en Nepal y Pakistán.

Kaltenbrunner, por otro lado, fue la tercera mujer en alcanzar las 14 cumbres con más de 8.000 m, pero las hizo todas sin oxígeno complementario, sin la ayuda de sherpas de altura y en estilo alpino. Lo logró en un lapso de 13 años. Kaltenbrunner destaca por su voluntad y determinación. Además, un dato no menor es que es vegana. Ella misma ha hecho un gran énfasis en la importancia de la dieta para el deporte.

Sin duda, hay muchos otros destacados montañistas que merecen ser mencionados: Herzog, Diemberger, Terray, Lachenal, Rébuffat, Bonington, Anker, Shipton, Scott, McIntyre, Kurtyka, Bukreev, Steck, Wielecki, House, Lowe, Apa Sherpa, Moro, Kammerlander, Twight, Cassin, Heckmair, Viesturs, Humar, Hillary, Norgay, el Conde de los Abruzzos, Lama, Oiarzabal, Carsolio, etc. Como ya mencionamos en la introducción, tuvimos que escoger a sólo 10, no sin dificultad. Y para ti, ¿cuáles son tus referentes?

El segundo ascenso al cerro Torre -pero primer ascenso por la Vía del Compresor- lo realizó Jim Bridwell en un estilo impecable, incluido el hongo de hielo, en 1979.

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