¿Cómo elegir las zapatillas de trail running?
¿Qué especificaciones técnicas tiene una zapatilla de trail a diferencia de otro tipo de calzado? ¿Qué modelos existen en el mercado y cuánto duran? Averígualo aquí.
Para aventurarse con las corridas más allá del pavimento se requiere de un tipo de calzado específico, y tal es el caso de las zapatillas de trail. En efecto, si sales a correr por un cerro con un zapato normal podrías hacerte daño y, a su vez, estropear ese zapato. No le pidas más de lo que puede dar; por eso, busca el calzado adecuado para el terreno y la exigencia que quieras impregnarle a tu actividad.
Correr por un sendero es más complejo que correr por la calle y, por eso, más desafiante. El pie se mueve en todas las direcciones y requerirá de mayor adherencia para un movimiento eficaz. Por ello, las zapatillas de trail difieren de las zapatillas normales en varios aspectos. ¡Conócelos a continuación!
Características de las zapatillas de trail
Agarre
Las suelas rugosas mejoran la tracción (con calugas o estoperoles marcados). Sentirás un pie más estable, con tal de dar pasos firmes y seguros sobre el terreno que sea (pendientes, barro, rocas, arena, etc.). Fijarse en la profundidad y el diseño de las calugas también es importante para no patinar y para que el lodo no se quede pegado a la suela del calzado.
Protección
Correr por senderos produce un gran impacto sobre el cuerpo, especialmente sobre las rodillas y articulaciones del pie. Por eso es importante la amortiguación y atenuar el golpe. Las zapatillas de trail suelen presentar en esta línea suelas especiales y otras tecnologías (geles, espumas, almohadillas, placas entre la entresuela y el botín para absorber el impacto, etc.).
Construcción
Las zapatillas de trail buscan ser duraderas, resistir la abrasión y los rasguños (producidos por el contacto con rocas, gravilla, ramas o raíces, etc.). Su confección también protegerá tu pie de esos elementos. Bajo este aspecto, también hay zapatillas de trail impermeables (con tecnologías Gore-Tex o similares).
Por eso, su construcción es triple: en una zapatilla hay tres estructuras, la capellada (la parte que cubre el pie), la entresuela (que busca brindar la amortiguación) y la suela (con las mencionadas calugas y la presencia de una tecnología específica como, por ejemplo, la de Vibram).
Tipos de zapatillas
Así como hay prendas para cada estilo personal, así ocurre también con el calzado. Dentro de la amplia gama de zapatillas que existe en el mercado -y las distintas marcas, como The North Face, Scarpa o Salomon– encontrarás algunas que abogarán por un estilo ligero y minimalista (lo más parecido a andar descalzo), por ejemplo.
Otras vendrán con la última tecnología de punta y serán, probablemente, mucho más robustas. Todo depende de tu personalidad, forma de ser y a lo que te quieras dedicar. Por eso, nuestro primer consejo es: conócete a ti mismo y, según tu identidad y proyección, identifica qué tipo de sello personal quieres.
Luego, para escoger la zapatilla correcta, tienes que decidir por qué tipo de sendero quieres correr y bajo qué condiciones climáticas. El tipo de zapato se amolda al tipo de terreno. Para eso habrá:
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Zapatillas ligeras o minimalistas
Están pensadas para superficies relativamente uniformes y sólidas, sin grandes cambios, especialmente de gravilla. Estas zapatillas suelen ser preferidas por corredores más rápidos y con una pisada más ligera (es decir, por quienes utilizan la técnica de metatarso para correr).
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Zapatillas todoterreno
Procuran la estabilidad y protección del pie sin perder versatilidad y flexibilidad en terrenos variados. Tienen partes reforzadas (para proteger en caso de choque contra ramas, raíces o piedras) y una mayor amortiguación gracias a almohadillas que absorben el impacto de cada pisada, especialmente al correr pendientes cuesta abajo.
La suela es muy rugosa, lo que provee agarre y tracción y facilita frenar en seco. A su vez, el amplio espacio entre los estoperoles permite que el barro se desprenda y no se quede adherido a la suela. Algunas zapatillas Salomon ofrecen resistencia al agua, otras presentan un revestimiento que las vuelve más duraderas.
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Zapatillas maximalistas (off trail)
Estas son más «agresivas» y sus estructuras ofrecen aún mayor protección, dado que tienen un “colchón” en la entresuela más grueso y denso (tienen mayor «drop») para absorber el impacto. Los materiales de su construcción son más resistentes. Por ejemplo, puede que la espuma utilizada ya no sea solo goma EVA, sino poliuretano o una mezcla de EVA con poliuretano. La estructura es robusta, lo que quita algo de flexibilidad y disminuye la sensación de tocar el suelo, pero permite que no ceda ante la inyección de una gran fuerza.
Finalmente, el factor más importante a considerar es el calce (el “fit”). Para ello: hay que considerar el tipo de pie o pisada que tienes, así como también el diseño de la zapatilla, su forma y volumen, figura del arco, largo del arco, etc. Por ejemplo, si taloneas mucho al correr, será más útil para ti contar con una zapatilla Scarpa que posea una mayor amortiguación (más espuma en la entresuela) en la parte trasera.
En cambio, si corres utilizando la técnica del metatarso, no necesitarás de una zapatilla que responda de forma tan blanda. Si el objetivo es probar qué modelo se ajusta mejor con tu pie, entonces simplemente debes probar y probar, hasta dar con el óptimo. Por otro lado, si eres un supinador o pronador muy pronunciado, puedes ajustar esto posteriormente mediante una plantilla (debido a que el terreno trail es desnivelado y complejo, las zapatillas de trail suelen ser neutras).
No asumas un cierto número de antemano. Cuánto calzamos va cambiando según la edad y también es cierto que hay diferencias entre las marcas, The North Face, Scarpa o Salomon. Por otro lado, los pies suelen hincharse cuando uno corre. Y especialmente al correr cuesta abajo, los dedos deben quedar cómodos y con suficiente espacio. Por ello, los corredores suelen comprar zapatillas medio número más grande de lo que calzan habitualmente.
¿Cuánto dura una zapatilla de trail?
Eso dependerá, desde luego, del tipo de zapatilla. Pero dicho en términos generales, podemos estimar esto en base a los km. recorridos, al tiempo o a la evidencia física.
Según los expertos, como regla general, cada 400 km sería bueno cambiar las zapatillas. En caso de que compitas fuerte, quizás ese número deba bajar a 350 km. Pero si usas zapatillas robustas o maximalistas, puede que incluso su vida útil se extienda hasta los 450 km recorridos.
Si corres regularmente, una zapatilla de trail no dura más de 4 a 6 meses, por lo que pronto tendrás la oportunidad de probar otro modelo en caso de que sientas que hayas errado con la elección.
Si el cuerpo (especialmente las rodillas) acusa un dolor, también es un buen momento para renovar tu calzado.
Y, por último, si notas que han perdido amortiguación, que la suela presenta un desgaste, que se han borrado las calugas y/o se ha vuelto lisa, también es un buen momento para considerar un cambio.
Fotos por Myke Hermsmeyer (@mykephoto).
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Agradecimiento especial a Constanza Campos y Daniela Viguera.
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